LA OFENSIVA TERRORISTA

Los vecinos dicen que veían 'cosas raras' y sospechaban de los detenidos

Los vecinos del número 14 de la calle Mònec de Barcelona nunca habían hablado tanto tiempo entre ellos como durante la madrugada de ayer. Ante el cordón policial que les impedía entrar a sus viviendas, no se explicaban cómo el comando Barcelona consiguió instalar su centro de operaciones justo debajo de sus pies. Pero los vecinos de la calle Pintor Fortuny, donde la policía encontró un segundo piso, confiesan ahora que venían 'cosas raras' y sospechaban de los detenidos.

José Ignacio Cruchaga, Lierni Armendáriz y Fernando García utilizaban el piso para vivir, preparar atentados y...

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Los vecinos del número 14 de la calle Mònec de Barcelona nunca habían hablado tanto tiempo entre ellos como durante la madrugada de ayer. Ante el cordón policial que les impedía entrar a sus viviendas, no se explicaban cómo el comando Barcelona consiguió instalar su centro de operaciones justo debajo de sus pies. Pero los vecinos de la calle Pintor Fortuny, donde la policía encontró un segundo piso, confiesan ahora que venían 'cosas raras' y sospechaban de los detenidos.

José Ignacio Cruchaga, Lierni Armendáriz y Fernando García utilizaban el piso para vivir, preparar atentados y ocultarse de la policía. 'No podían escoger un lugar más tranquilo', aseguró uno de los inquilinos.

'Creo que alguna vez me había cruzado con ellos en la escalera, pero no recuerdo ni sus caras', explicaba una nerviosa vecina del tercer piso. Otra inquilina no se explicaba cómo unos etarras consiguieron alquilar una vivienda en la finca. 'La propietaria es muy cuidadosa a la hora de seleccionar a los vecinos. Para evitar ruidos no acepta ni parejas con hijos ni animales domésticos. Y ahora resulta que tenían un arsenal bajo nuestros pies.'

El más sorprendido

Pero si la mayor parte de vecinos estaban sorprendidos, había uno, P., que estaba literalmente destrozado. Este vecino es vasco, concretamente de Legazpia (Guipúzcoa). Cuando era pequeño, recuerda que muchos veranos jugaba en la calle con una pandilla de niños y niñas entre las que estaban unas hermanas apellidadas Armendáriz. 'Ellas no eran de Legazpia, pero acudían al pueblo en verano y durante las vacaciones para ver a sus abuelos'. Cuando crecieron se distanciaron y P. sólo recuerda que una de las hermanas se casó con el entonces futbolista Txiki Begiristain. Pero el rastro de la otra hermana, Lierni, se perdió. Así las cosas, P. recuperó anteayer el contacto con su antigua compañera de juegos. 'No puedo creer que aquella chica entrara dentro de este mundo', explicaba.

Quienes tampoco se creían lo que veían por televisión eran los vecinos de la calle Pintor Fortuny, donde la policía encontró un segundo piso utilizado por los miembros del comando Barcelona. Algunos de ellos declararon que ya habían visto 'cosas raras' y que sospechaban de los dos detenidos porque 'entraban y salían a horas intempestivas'. Los terroristas no vivían en este piso, pero lo estaban rehabilitando. Algunos vecinos aseguraron ayer haber visto a alguno de los miembros del comando 'entrando cargados con botes de pintura'. Otros inquilinos se percataron de que las luces del piso estaban encendidas a altas horas de la madrugada.

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