Mucho más que golpes

Todo listo: patines, guantes, stick, puck, codilleras, espinilleras, hombreras... Y la portera lleva también el blocker y el catcher (dos guantes especiales), además de una careta contra los golpes. Las jugadoras del equipo femenino de hochey sobre patines en línea de la Universidad de Valencia se disponen a entrenar. Se trata del único conjunto de estas características en Valencia, aunque tiene parientes cercanos en Alicante (Los Rayos de Elche) y en Castellón (Los Gladiators). El de la Universidad, sin embargo, ha nacido por iniciativa femenina, no a la sombra de ...

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Todo listo: patines, guantes, stick, puck, codilleras, espinilleras, hombreras... Y la portera lleva también el blocker y el catcher (dos guantes especiales), además de una careta contra los golpes. Las jugadoras del equipo femenino de hochey sobre patines en línea de la Universidad de Valencia se disponen a entrenar. Se trata del único conjunto de estas características en Valencia, aunque tiene parientes cercanos en Alicante (Los Rayos de Elche) y en Castellón (Los Gladiators). El de la Universidad, sin embargo, ha nacido por iniciativa femenina, no a la sombra de un grupo masculino. Los tres equipos disputan una liga autonómica (¡cuatro partidos al año!), y el primero participa en el Campeonato de España.Los orígenes del grupo se remontan a 1999. El conjunto de Los Diablos de Mislata contaba con un equipo femenino de hockey, pero numerosos problemas provocaron su disolución. Poco después, algunas de las jugadoras propusieron a la Universidad de Valencia la creación de un equipo femenino. La institución accedió a federarlo y a pagar las pistas y el árbitro. En marcha.

No tardaron en aparecer las primeras piedras en el camino. Para empezar, no había suficientes chicas, porque los estatutos exigen que un 80% sean universitarias. Segundo inconveniente: no hay pistas. El equipo utilizó el año pasado un campo público cerca del Puerto, pero no era una pista lisa y entrenaban sin permiso. "Nos han echado muchas veces y hasta hemos jugado en colegios saltando la valla", reconoce Teresa Cantavella, delegada del equipo. Otro de los grandes inconvenientes es el equipaje, ya que en Valencia sólo hay una tienda de hockey. "Hay poco y caro", dice Alberto Echavarría, uno de los entrenadores del grupo. Los precios son excesivos: un equipaje normalito cuesta entre 50.000 y 100.000 pesetas, dinero que sale del bolsillo de las jugadoras. A esto se suma el escaso apoyo federativo. Ciertamente, la cosa no va sobre ruedas.

A pesar de todo, ya han jugado su primer encuentro oficial, el el pasado 5 de noviembre, en Mislata, contra Los Rayos de Elche. El equipo de la Universidad perdió 0-10, pero dejó una muy buena impresión.

La gente, sin embargo, piensa en el hockey como un deporte violento. "Muchos creen que es hielo y que hay que pegarse", dice Echavarría. La realidad muestra un deporte mucho más técnico. La mayoría de faltas son castigadas con expulsiones de dos minutos (tres expulsiones son diez minutos), y casi nunca se pita un penalti, sólo en casos extremos, como lanzar el stick. Los jugadores de campo (cuatro) no pueden tocar el disco con el pie. Sí el portero, con lo que quiera (o pueda). No hay fuera de juego y no se puede marcar desde dentro del área. Los encuentros se dividen en dos tiempos de 25 minutos y pueden hacerse todos los cambios que se quieran.

Lo más curioso de todo, sin embargo, es el equipaje. El stick, el disco o puck, los patines y los guantes son lo básico. Luego vienen las protecciones, con un gran surtido: desde las simples espinilleras y rodilleras hasta las pecheras, coderas y cascos. Por no hablar de los guantes del portero: el izquierdo se llama catcher y sirve para agarrar el disco. Con el derecho, el blocker, se puede despejar. Como se ve, el hockey es mucho más que golpes.

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