FÚTBOL. La resaca de la jornada. EL PERSONAJE - ARNAU

El portero sin pies

El fallo en Zaragoza aviva el debate sobre los guardametas del Barça

"Soy consciente de que uno de mis puntos débiles es mi juego con los pies". Francesc Arnau, de 25 años, no ha escondido jamás esta laguna en su juego. Jamelli, el delantero brasileño del Zaragoza, delató el domingo el defecto del guardameta del Barça. Le birló el balón y marcó el segundo gol del Zaragoza. El error de Arnau, que había recibido un pase atrás de Petit, fue de principiante, y le puede costar el puesto que le brindó Serra Ferrer hace cuatro jornadas ante el Numancia en detrimiento de Dutruel. El portero francés recién llegado al equipo y que tampoco ha convencido hasta ahora. "Mi t...

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"Soy consciente de que uno de mis puntos débiles es mi juego con los pies". Francesc Arnau, de 25 años, no ha escondido jamás esta laguna en su juego. Jamelli, el delantero brasileño del Zaragoza, delató el domingo el defecto del guardameta del Barça. Le birló el balón y marcó el segundo gol del Zaragoza. El error de Arnau, que había recibido un pase atrás de Petit, fue de principiante, y le puede costar el puesto que le brindó Serra Ferrer hace cuatro jornadas ante el Numancia en detrimiento de Dutruel. El portero francés recién llegado al equipo y que tampoco ha convencido hasta ahora. "Mi titularidad es una cuestión técnica, aunque estoy muy confiado y con ganas de jugar el jueves en Brujas", expuso ayer el portero de la cantera azulgrana.Su defectuoso juego de pies no es un asunto nuevo. Louis Van Gaal devolvió al canterano al banquillo la pasada temporada con el argumento de que Hesp era mejor que él en esta faceta. Héroe en Wembley, donde tuvo una soberbia actuación ante el Arsenal, su éxito fue efímero. Apenas un mes y volvió al banquillo. Ante la baja forma de Hesp, Van Gaal recurrió por segunda ocasión a Arnau. El destierro definitivo al banquillo le llegó tras su desgraciada actuación en el Bernabéu, donde encajó tres goles.

Arnau debutó como portero del Barça hace cuatro años en un partido contra el Atlético de Madrid. Fue la noche de su vida. Bobby Robsson dirigía por entonces al equipo azulgrana y aquel día, con Baía jugando con Portugal, Lopetegui con un dedo roto y Busquets enfermo, el técnico inglés no tuvo más remedio que recurrir a Arnau, portero del filial. Desde entonces, el canterano de Les Planes (Girona) ha ido superando obstáculos. Discreto, introvertido y, sobre todo, tranquilo, su meta ha sido, desde que ingresó en el club en 1989, hacerse con el puesto de titular en el primer equipo. Arnau estaba convencido de que ésta iba a ser su temporada. Pero el fichaje de Dutruel volvió a entorpecer su camino. Serra Ferrer, nada más acceder al cargo y tras descartar a Vítor Baía y Hesp, le recomendó que aceptara una cesión al Valladolid.

Arnau prefirió quedarse en el Camp Nou. No desesperó y siguió con el trabajo específico con los pies trazado por el preparador de porteros, Frans Hoek. Sus virtudes son la sobriedad y la colocación; las mismas que distinguieron a Zubizarreta, el modelo en el que siempre se ha inspirado.

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