El gaitero José Ángel Hevia actúa esta noche en el Auditori
Hace poco más de un año José Ángel Hevia irrumpía con fuerza en el panorama de la música española. Su primer disco se editó en 40 países y se vendieron más de millón y medio de ejemplares en toda Europa. Algo impensable para un músico que no sólo se expresa partir de temas folclóricos, sino que utiliza la gaita como principal elemento comunicativo. La gaita de Hevia se alzó al número uno de ventas (no sólo en España: también en Bélgica, Italia y Francia) y demostró que, una vez más, lo importante no es el continente, sino el contenido. Al otro lado, segundo y sorprendente disco del gait...
Hace poco más de un año José Ángel Hevia irrumpía con fuerza en el panorama de la música española. Su primer disco se editó en 40 países y se vendieron más de millón y medio de ejemplares en toda Europa. Algo impensable para un músico que no sólo se expresa partir de temas folclóricos, sino que utiliza la gaita como principal elemento comunicativo. La gaita de Hevia se alzó al número uno de ventas (no sólo en España: también en Bélgica, Italia y Francia) y demostró que, una vez más, lo importante no es el continente, sino el contenido. Al otro lado, segundo y sorprendente disco del gaitero asturiano, acaba de salir al mercado. Lo presentará esta noche, a las 22.00 horas, en el Auditori de Barcelona. En su nueva grabación, Hevia prosigue la exploración sonora iniciada en Tierra de nadie, que se centra sobre todo en la utilización de la gaita midi de su invención, la cual permite acoplar a un ordenador un cuerpo de gaita en el que no es necesario soplar y que puede reproducir centenares de sonidos diferentes. Además, esta vez Hevia ha querido ir más lejos y acercarse a otros estilos musicales procedentes tanto de la cercana Euskadi como de parajes bastante más lejanos, como los desiertos de Jordania, los baños de Budapest y las costas griegas.
Hevia se ha convertido en un viajero curioso (el primer video-clip de su nuevo disco se ha grabado en Petra) que no olvida nunca la música de su tierra ni las canciones tradicionales que aprendió y tocó de niño - a los once años comenzó el estudio de la gaita-. Es un bagaje impagable que ahora le sirve para entablar todo tipo de diálogos musicales, desde los más bailables a los puramente especulativos.