GENTE

MATRIOSHKA CUMPLE 100 AÑOS

Si hubiera que elegir dos símbolos que identifiquen a Rusia, probablemente serían la balalaica y la matrioshka. Y, sin embargo, ni el instrumento musical de cuerda ni la muñeca de madera que encierra otra más pequeña, y otra y otra, y otras más, son de origen ruso, sino italiano, en el primer caso, y japonés, en el segundo. Una exposición organizada por la Fundación Rusa de Arte Folclórico recuerda estos días en Moscú que la matrioshka cumple 100 años y que fue un magnate y filántropo, Sava Mamontov, quien, en los estertores del siglo XIX, adquirió una muñeca japonesa de u...

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Si hubiera que elegir dos símbolos que identifiquen a Rusia, probablemente serían la balalaica y la matrioshka. Y, sin embargo, ni el instrumento musical de cuerda ni la muñeca de madera que encierra otra más pequeña, y otra y otra, y otras más, son de origen ruso, sino italiano, en el primer caso, y japonés, en el segundo. Una exposición organizada por la Fundación Rusa de Arte Folclórico recuerda estos días en Moscú que la matrioshka cumple 100 años y que fue un magnate y filántropo, Sava Mamontov, quien, en los estertores del siglo XIX, adquirió una muñeca japonesa de un santo llamado Daruma, famoso porque perdió las piernas a causa de la profundidad de sus meditaciones. En su interior había otras cuatro figuras, y esa peculiar estructura dio a Mamontov la idea de trasladarla a la imaginería rusa, aunque seguro que no pensó que iba a tener tanto éxito. En la muestra se hallan antecedentes de las muñecas que hoy muestran a los protagonistas de la vida política rusa y que son tan populares entre los turistas. Así, pueden encontrarse matrioshkas dedicadas a escritores como León Tolstói, Antón Chéjov y Alexandr Pushkin, además de las de los cosacos Yermak (conquistador de Siberia) y Stepán Razin (líder de una revuelta campesina contra el poder zarista).-

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