La CHJ vacía dos hectómetros cúbicos del pantano de María Cristina mientras decide cómo sellar el boquete

Los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), propietaria del pantano de María Cristina, ordenaron ayer la evacuación de dos hectómetros cúbicos de agua. El desagüe se llevó a cabo con la apertura de la compuerta, tras los dos fallidos intentos de sellar el agujero que se abrió a causa del agua que descargó el temporal de la pasada semana. Los técnicos se concedieron un día de descanso en la aplicación de algún otro de los sistemas pensados con este fin y decidieron, en principio, rebajar la presión que ejerce el agua por la gran cantidad embalsada en este pantano castellonens...

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Los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), propietaria del pantano de María Cristina, ordenaron ayer la evacuación de dos hectómetros cúbicos de agua. El desagüe se llevó a cabo con la apertura de la compuerta, tras los dos fallidos intentos de sellar el agujero que se abrió a causa del agua que descargó el temporal de la pasada semana. Los técnicos se concedieron un día de descanso en la aplicación de algún otro de los sistemas pensados con este fin y decidieron, en principio, rebajar la presión que ejerce el agua por la gran cantidad embalsada en este pantano castellonense.El pantano llegó a registrar 21 hectómetros, dos más de lo que realmente soporta (19,3). Tras esta evacuación controlada de dos hectómetros, y sumando lo que ya se ha perdido por aliviaderos y el agujero que no se logra tapar, quedarán 14 hectómetros cúbicos. Esta cantidad supone tres cuartos del total de agua que consumen anualmente los 3.500 comuneros que riegan 1.500 hanegadas de la zona.

Por el momento, se desconoce si los técnicos decidirán hoy tratar de sellar el orificio o tomarán la determinación de vaciar el pantano con el fin de repararlo.

Mientras tanto, el día festivo llevó ayer a María Cristina a miles de castellonenses que se acercaron a visitar la presa. Los apenas 500 metros de camino que separan la carretera de la corona del embalse, se convirtieron en un auténtico rosario de viandantes ávidos de comprobar el estado del muro de contención. En algunos casos la curiosidad no se limitó a comprobar el estado del agujero, la cantidad de agua que sale de él, o a debatir los sistemas utilizados para intentar sellar el orificio y los problemas que encuentra el equipo de ingenieros y que les impide lograr su objetivo. Preparados con material propio de oficina, hubo quien se desplazó para estudiar a fondo el problema y tratar de aportar una solución a esta fuga de tan reclamado líquido. Una plancha de hierro, un cilindro que rodee el conducto que desemboca en el agujero, todo el mundo está dispuesto a aportar ideas con el único fin de que no se pierda el agua.

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