Llamazares trata de calmar los ánimos en IU para evitar su ruptura y facilitar un pacto

La consigna en Izquierda Unida es calma, tiento y buenas palabras para que la división que ha reflejado la VI Asamblea no llegue a la temida ruptura. Gaspar Llamazares, el nuevo coordinador general, dice tener ya un diseño de dirección en la cabeza, pero quiere ir despacio y pactar todo lo que sea posible con el otro sector, porque la frágil y mínima mayoría de la que dispone le empuja a eso. Uno de sus primeras problemas consistirá en decidir la ubicación de su máximo rival en la reciente pugna por el liderazgo de IU, Francisco Frutos, secretario general del PCE.

Sólo hay un elemento q...

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La consigna en Izquierda Unida es calma, tiento y buenas palabras para que la división que ha reflejado la VI Asamblea no llegue a la temida ruptura. Gaspar Llamazares, el nuevo coordinador general, dice tener ya un diseño de dirección en la cabeza, pero quiere ir despacio y pactar todo lo que sea posible con el otro sector, porque la frágil y mínima mayoría de la que dispone le empuja a eso. Uno de sus primeras problemas consistirá en decidir la ubicación de su máximo rival en la reciente pugna por el liderazgo de IU, Francisco Frutos, secretario general del PCE.

Sólo hay un elemento que, tras el apretadísimo resultado de la Asamblea que concluyó el pasado domingo, facilita el camino para limar asperezas en Izquierda Unida: el tiempo. A diferencia de otras formaciones, IU no elige a su dirección efectiva -el equivalente a la Ejecutiva de otros partidos- durante su congreso. Primero, tiene que completar su Consejo Político Federal. El pasado domingo fueron eligidos 75 de sus miembros, y faltan de elegir, por las federaciones, otros 75, a los que se sumarán los coordinadores regionales. Sólo después de que se constituya este órgano, dentro de un mes, se empezará a formar la dirección efectiva.De momento, todo son buenas palabras y promesas de que el camino hacia el pacto será llano. Los dirigentes de uno y otro bando comentaban ayer, en buen tono, que el acuerdo es inevitable porque lo contrario llevaría a IU a la tumba en pocos meses. El único que repitió los modos broncos fue Frutos, el gran perdedor de la reciente Asamblea. "La política no es agradecida con los que juegan honestamente", dijo ayer en Onda Cero, además de calificar de "exquisita y fría" su relación con Llamazares, y de comentar que no ha hablado con Julio Anguita: "No tenemos muchas cosas que decirnos".

Uno de los elementos más complicados de encajar en este rompecabezas en el que se ha convertido IU es precisamente el de Frutos. Cualquier puesto que se le ofrezca en la dirección será entendido como un premio de consolación difícil de aceptar para quien se ha jugado todo a una carta y es además el secretario general del PCE, partido hegemónico de IU.

En el Grupo Parlamentario, por ejemplo, es previsible que Llamazares le sustituirá como presidente. Y es muy probable que Felipe Alcaraz, uno de los dirigentes que apoyó a Frutos, quiera continuar como portavoz. Así que el líder del PCE quedaría descolocado.

En IU sucede algo parecido. Llamazares, antes de la Asamblea, le ofreció primero ser presidente y luego coordinador del Consejo Político Federal. Ambos cargos fueron considerados "testimoniales" por Frutos.

Es posible que Frutos se recluya en el PCE, que domina ampliamente. Aunque tampoco allí la situación que queda tras esta Asamblea de IU es de calma. La sucesión de Frutos está prevista para diciembre de 2001, y no será sencilla. La mayoría de la cúpula del PCE ha luchado a muerte contra Gaspar Llamazares en las últimas semanas, y ha perdido. Además, la división en su estructura llega al extremo de que el secretario de organización, Víctor Díaz Cardiel, número dos de Frutos y veterano dirigente del partido, figuraba en la lista de Ángeles Maestro, radicalmente opuesta a los pactos con el PSOE que firmó Frutos.

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Pese a ser el líder del PC asturiano, Llamazares tiene muy poca fuerza en el partido hegemónico en Izquierda Unida. Es muy probable que el pacto pase por dejar para Frutos el liderazgo comunista y que Llamazares se centre en IU. Y allí es donde tendrá que llegar a un acuerdo con Felipe Alcaraz y otros dirigentes, especialmente los de Madrid.

La predisposición de éstos, al menos de momento, es buena. Alcaraz prometía ayer que facilitará el camino del consenso, porque si no IU "se acabará". "Renovación sí, pero entre todos, no puede ser más importante que el acuerdo interno", comentaba.

Al nuevo líder le espera un camino lleno de problemas. De momento, ayer recibió las primeras críticas del PP y del PSOE por su postura sobre la situación política en el País Vasco. Llamazares defiende las tesis de Javier Madrazo, coordinador de IU en Euskadi, que defiende el derecho de autodeterminación. Las críticas también le llegaron desde IU. Franco González, del Pasoc, le pidió que abandone la "ambigüedad" sobre ese asunto.

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