El técnico vivió en Bilbao su último día como entrenador realista

Javier Clemente no alteró sus planes, a pesar de que los pronósticos anunciaban su destitución como entrenador de la Real Sociedad. Tras el entrenamiento de la mañana en Zubieta, abandonó las instalaciones de la Real y dirigió su todo terreno a la autopista que enlaza San Sebastián con Bilbao. Era su ruta habitual en las vísperas de un día de descanso. Cuando atendía a EL PAÍS aseguraba desconocer cualquier movimiento en el seno del Consejo de Administración "con el que me llevo muy bien", afirmaba, a través de su teléfono móvil: "Fíjate si estoy tranquilo que ahora mismo estoy en Bilba...

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Javier Clemente no alteró sus planes, a pesar de que los pronósticos anunciaban su destitución como entrenador de la Real Sociedad. Tras el entrenamiento de la mañana en Zubieta, abandonó las instalaciones de la Real y dirigió su todo terreno a la autopista que enlaza San Sebastián con Bilbao. Era su ruta habitual en las vísperas de un día de descanso. Cuando atendía a EL PAÍS aseguraba desconocer cualquier movimiento en el seno del Consejo de Administración "con el que me llevo muy bien", afirmaba, a través de su teléfono móvil: "Fíjate si estoy tranquilo que ahora mismo estoy en Bilbao".Sin embargo, en la conferencia de prensa posterior al entrenamiento ya había previsto cualquier circunstancia: "La situación actual se ha convertido en un volcán (...) Algunos medios de comunicación trasmiten la idea de que yo soy el culpable de esto (...) Contra el Espanyol no había aficionados de la Real y salió un encuentro estupendo". Cada una de sus frases destilaban un cierto pesimismo respecto a su futuro. Clemente ya sabe que en circunstancias como ésta el entrenador es la parte más debil de la estructura. Incluso en un club que "administrativa y organizativamente es de lo mejorcito" según manifestó ayer y con el que comparte la filosofía de contratar jugadores extranjeros "para estar en Primera División, porque nadie quiere defender la cantera y bajar a Segunda División".

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El de ayer fue su último viaje por la autopista Bilbao-Behobia. Antes había dado su última conferencia de prensa. En cualquier caso, su destitución, en este caso, fue de guante blanco, lejos de los tumultos vividos en el Athletic, la selección nacional o el Betis.

Luego, por la noche, en El Larguero comentó las circustancias de su destitución. "Yo nunca espero que me cesen, soy una persona positiva", dijo. "Pero entiendo que se dé esta situación en el mundo del fútbol. Si los resultados son malos, se calibra a la prensa y al ambiente, y si se ven negativos al club no le queda más remedio que el despido".

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