La Real destituye a Clemente un año después de contratarle como revulsivo

El presidente, Luis Uranga, anunciará hoy el nombre del sustituto y las razones del despido

El Consejo de Administración de la Real Sociedad decidió ayer destituir a Javier Clemente como entrenador -un año después de contratarle como revulsivo- tras los malos resultados, y acuciado por las últimas goleadas encajadas ante el Barcelona (0-6) y el Rayo Vallecano (4-1). El presidente, Luis Uranga, había ratificado al técnico vizcaíno tras la derrota ante el Barcelona, pero no ha resistido la presión de un entorno que nunca entendió la contratación de Clemente, que discute la extranjerización del club y que ha encontrado en el portero Asper a la quintaesencia de su despersonalización.
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El Consejo de Administración de la Real Sociedad decidió ayer destituir a Javier Clemente como entrenador -un año después de contratarle como revulsivo- tras los malos resultados, y acuciado por las últimas goleadas encajadas ante el Barcelona (0-6) y el Rayo Vallecano (4-1). El presidente, Luis Uranga, había ratificado al técnico vizcaíno tras la derrota ante el Barcelona, pero no ha resistido la presión de un entorno que nunca entendió la contratación de Clemente, que discute la extranjerización del club y que ha encontrado en el portero Asper a la quintaesencia de su despersonalización.

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Luis Uranga ofrecerá hoy la versión oficial de los hechos y anunciará el nombre del nuevo entrenador (se barajan los nombres de López Ufarte, Salva Iriarte o Periko Alonso). Javier Clemente presuponía el domingo, al término del partido ante el Rayo Vallecano que algo podía ocurrir, cuando reconocía que la presión era "asfixiante" y que "entendería cualquier decisión del Consejo de Administración". Ayer por la mañana, en su última conferencia de prensa, tras el entrenamiento en Zubieta, recordaba que el equipo ganó en Montjuïc porque "no había aficionados realistas", aunque por la tarde, en conversación con EL PAÍS, desconocía cualquier movimiento en el Consejo de Administración de la Real. Sin embargo, los dirigentes realistas se reunían en casa del presidente, Luis Uranga, al mediodía, con la firme convicción de destitutir al técnico y buscar alternativas al banquillo. La reunión se prolongó hasta las nueve de la noche, pero Javier Clemente había dejado de ser entrenador de la Real Sociedad prácticamente desde el comienzo del cónclave.

Clemente había agotado su crédito mucho antes. El ex seleccionador nacional fue contratado en un momento de crisis, con un equipo y un Consejo agobiados. La reputación de Clemente como constructor de grupos uniformes se antojó la mejor solución para superar la depresión del último mandato de Krauss. Pero no dejaba de ser una opción arriesgada. Un club que hizo de la prudencia profesión, contratraba a un técnico dado al exceso dialéctico y a la presencia mediática. Más allá de su adscripción original al Athletic (un asunto sensible en las relaciones endiabladas entre ambos clubes), la presencia de Clemente suponía un factor contradictorio con las esencias de un club que, no obstante, ha ido perdiendo su rastro en una vorágine con buenos resultados económicos a cambio de cuantiosas pérdidas deportivas. Clemente salvó a la Real, un equipo que sin embargo parecía nuevamente destinado al sufrimiento.

El técnico vizcaíno ha dispuesto de siete nuevos extranjeros que han supuesto un desembolso de 3.600 millones de pesetas. Hasta ahora, la inversión no ha sido contrastada. El caso más estruendoso ha sido el del guardameta Asper. Los aficionados no han perdonado que Clemente infringiera el último reducto, al contratar al primer portero extranjero de su historia, en detrimento de Alberto, que gozaba de las simpatías del entorno. Clemente recuerda "lo que decía la gente de Alberto la pasada temporada" y defiende a su portero sueco "ante el acoso que sufre de los aficionados". Pero Asper, ajeno al conflicto, lo ha personalizado a su pesar. El problema de la Real no es únicamente el portero, pero resume buena parte del desvarío de un club que ha perdido sus señas de identidad. Clemente ha sucumbido al debate sobre la cantera.

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