El gran clásico

Puyol fue el anti-Figo

El delantero, marcado de forma implacable por el defensa canterano, apenas entró en juego

A la sombra de Puyol, Figo se pasó el partido infructuosamente intentando evitar el ayuno y la penitencia al que se le intentó condenar de antemano. El jugador al que mayor presión ambiental se haya sometido jamás en un rectángulo de juego trató de ir a lo suyo pero no pudo ni brillar ni evitar la gris comparecencia del Real Madrid ayer en el Camp Nou. A pesar de la aparente frialdad con la que encajó el ambiente adverso, Figo no logró adquirir en ningún momento el peso específico sobre el juego que le suele caracterizar. Todo y con ello, fue él quien estuvo a punto de lograr el gol del empate...

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Lanzamientos de objetos

A la sombra de Puyol, Figo se pasó el partido infructuosamente intentando evitar el ayuno y la penitencia al que se le intentó condenar de antemano. El jugador al que mayor presión ambiental se haya sometido jamás en un rectángulo de juego trató de ir a lo suyo pero no pudo ni brillar ni evitar la gris comparecencia del Real Madrid ayer en el Camp Nou. A pesar de la aparente frialdad con la que encajó el ambiente adverso, Figo no logró adquirir en ningún momento el peso específico sobre el juego que le suele caracterizar. Todo y con ello, fue él quien estuvo a punto de lograr el gol del empate en el minuto 76 en una arrancada desde la medular que, tras una pared con Munitis, concluyó con un disparo que un defensa azulgrana envío a córner.Figo no se aceleró de salida -tardó tres minutos y medio en tocar el primer balón y diez minutos tras el descanso- e intentó ir a lo suyo. Dado el dominio territorial del Barça, tuvo que ofrecerse de forma constante desde la medular de su propio terreno. Recibió mucho de espaldas y se limitó a tocar hacia atrás. Siempre tuvo enganchado a Puyol, un defensa que exhibió ayer sus mejores virtudes, una portentosa condición física que le permite la rapidez necesaria para adelantarse a la acción del atacante, de Figo en el caso de ayer.

El delantero madridista prefirió no caldear aún más los encendidos ánimos del público y no lanzó ningún saque de esquina. Por si le quedaba alguna duda sobre lo que le esperaba si se acercaba en exceso al rincón, la disipó cuando se ofreció para recibir en corto el saque de esquina que puso en juego Munitis. El lanzamiento de objetos y la bronca se recrudecieron. El portugués intervino por primera y prácticamente única vez con relativo éxito haciendo jugada con Munitis y propiciando la aceleración de una jugada que a punto estuvo de rematar Raúl. Había transcurrido un cuarto de hora y fue cuando más carburó Figo, apoyándose en Makelele, Celades y Geremi. Apenas fueron unos instantes. Cerca del descanso forzó la segunda falta de Puyol, castigada además con una tarjeta amarilla. Con más de 50 minutos por delante, la situación podía ser de lo más peligrosa para el canterano del Barça. Pero nada sucedió. Puyol no acusó el riesgo de una posible expulsión y continuó persiguiendo a Figo que, alguna vez, muy pocas, basculó hacia la banda izquierda.El portugués, al que nuevamente se le lanzaron cantidad de objetos en una incursión por la derecha, se las tuvo verbalmente con Puyol cuando éste le dijo algo mientras Rivaldo, a cuatro minutos para el final, era sustituido. El brasileño había sido objeto de la falta que le costó la tarjeta amarilla a Figo en los inicios del segundo tiempo. Luis Enrique, Alfonso, Abelardo... casi todos los jugadores del Barça se despidieron de Figo una vez concluido el partido, poco antes de que el portugués concluyera su tortura particular retirándose, entre gritos y de nuevo más lanzamientos de objetos, hacia el túnel del vestuarios

Que se recuerde, ninguno de los jugadores del Barça que luego vistieron la camiseta del Real Madrid habían pasado la prueba del miedo escénico del Camp Nou. Ni Schuster, ni Laudrup... y ayer, tampoco Figo.

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