Arde Nueva York

La metrópoli estadounidense vuelve a vivir una final de béisbol entre dos equipos de la ciudad por primera vez desde 1956

Los Yankees de Nueva York, campeones de la pasada temporada, empezarán a defender a partir del sábado su primacía en el béisbol ante los sempiternos pupas, los Mets de la misma ciudad. Es una reedición de escenas no vistas desde hace casi medio siglo, cuando una década de enfrentamientos entre los distintos equipos de la metrópolis creó la vitola de la Final del Metro. Entonces, los Mets no existían y desde 1986 no ganan una final, pero en 2000 están en forma y con ganas de dejar en evidencia al gran rival, campeón en los dos pasados años. El estadio de los Yankees es una rancia catedra...

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Los Yankees de Nueva York, campeones de la pasada temporada, empezarán a defender a partir del sábado su primacía en el béisbol ante los sempiternos pupas, los Mets de la misma ciudad. Es una reedición de escenas no vistas desde hace casi medio siglo, cuando una década de enfrentamientos entre los distintos equipos de la metrópolis creó la vitola de la Final del Metro. Entonces, los Mets no existían y desde 1986 no ganan una final, pero en 2000 están en forma y con ganas de dejar en evidencia al gran rival, campeón en los dos pasados años. El estadio de los Yankees es una rancia catedral del béisbol, que ha vivido grandes jornadas de gloria, como corresponde a un equipo que ha sido equiparado, según conviniera, con la Universidad de Harvard, la US Steel o el Chase Mahattan. El grande entre los grandes, con decenas de comparecencias en la serie final. Los Mets, en cambio, son a los Yankees lo que el Atletico al Madrid. El equipo de la clase trabajadora, que añade a sus sufrimientos cotidianos el de ser hincha de un conjunto recalcitrante en la derrota.

Los Mets se presentan en la final pletóricos de juego, seguros de sí mismos, crecidos, en situación de destilar el mejor juego de la temporada, dispuestos a recrear las pasiones de hace medio siglo, cuando el campeonato era un título que se dirimía entre los Yankees, los Giants y los Dodgers, ganadores éstos de la última Final del Metro ante los Yankees en 1956, el año antes de dejar la metrópolis del Este a favor de la templada California, lo mismo que hicieron aquel 1957 los Giants.

Los Yankees arrancaron el martes a los Mariners su derecho a la final, pero los Bombarderos han vivido mejores días. Fueron campeones absolutos -del mundo, en la jerga deportiva de EE UU- la temporada pasada y la anterior, pero lo visto en este octubre en el Bronx no es alentador, el final de una serie de partidos ganados a duras penas a equipos que otros años hubiesen sido machacados. Es el conjunto de Queens el que está en forma, bateando con fuerza, produciendo las estadísticas de los campeones y con ventaja sobre los Yankees en buena parte de las posiciones, empezando por los pitchers Al Leiter y Mike Hampton, cuyo manejo de la zurda es una obsesión para los bateadores del Bronx.

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