A España se le agua el bronce

El partido por el tercer puesto se convirtió en un calvario para la selección española de waterpolo, que empezó resentida por la derrota en su maratoniana semifinal contra Rusia y acabó enrabietada por no poderle ofrecer a su capitán, Manel Estiarte, una victoria y una medalla de bronce en su despedida de la piscina. Yugoslavia aprovechó las rebajas y fue abriendo el abismo con un tanto de ventaja (2-1) en cada uno de los tres primeros periodos para acabar rematando con un 2-0 el último y concluir, pues, con un contundente 8-3.Por si el dolor físico y moral del durísimo encuentro del día anter...

El partido por el tercer puesto se convirtió en un calvario para la selección española de waterpolo, que empezó resentida por la derrota en su maratoniana semifinal contra Rusia y acabó enrabietada por no poderle ofrecer a su capitán, Manel Estiarte, una victoria y una medalla de bronce en su despedida de la piscina. Yugoslavia aprovechó las rebajas y fue abriendo el abismo con un tanto de ventaja (2-1) en cada uno de los tres primeros periodos para acabar rematando con un 2-0 el último y concluir, pues, con un contundente 8-3.Por si el dolor físico y moral del durísimo encuentro del día anterior contra Rusia no hubiera sido suficiente, el Comité de Competición aumentó todavía más el coste de la factura. A Joan Jané y Antonio Aparicio, los entrenadores que fueron expulsados en la semifinal y que ayer no podían estar en el banquillo, que ocupó el ex jugador y actual jefe de equipo, Pere Robert, se sumó la baja de Salvador Gómez. El equipo español recibió la noticia por teléfono apenas cuatro horas antes de empezar el partido. Gómez no podía jugar porque el árbitro había hecho constar en el acta que le había insultado. A la llegada a la piscina, recibió la notificación oficial de la federación.

Manel Estiarte, con dos lanzamientos lejanos, trató de mantener a España en el partido cuando Yugoslavia ya se había adelantado por 2-0. Pero todo fue en vano. La defensa española dejó muchos huecos, obligó a trabajar a destajo a Jesús Rollán y permitió los tiros de Vujasinovic.

La medalla de oro fue para Hungría, que derrotó por 13-6 a Rusia. Los húngaros, que dominaron siempre este deporte, ya sumaban seis títulos, pero no ganaban el oro desde Montreal 76.