ATLETISMO Sydney 2000

La ayuda de la máscara de oxígeno

Andrés Díaz sufrió una crisis asmática nada más terminar su semifinal

Andrés Díaz terminó asfixiado. No es una metáfora. No es miedo por la remontada final del arandino Higuero, que le quitó la quinta plaza que daba acceso directo a la final. "Ya me sentí asfixiado en la carrera", cuenta el atleta gallego, que consiguió, por tiempos, su pase a la final de 1.500. "Pero, de todas formas, pude luchar hasta el final. Terminé un poco mareado. Seguí andando después de cruzar la línea y parecía que se me pasaba. Di tres o cuatro pasos más y, de repente, sentí un mareo de verdad. Sentí también que me asfixiaba. No podía respirar. Me senté como pude. Vomité un poco. Me s...

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Andrés Díaz terminó asfixiado. No es una metáfora. No es miedo por la remontada final del arandino Higuero, que le quitó la quinta plaza que daba acceso directo a la final. "Ya me sentí asfixiado en la carrera", cuenta el atleta gallego, que consiguió, por tiempos, su pase a la final de 1.500. "Pero, de todas formas, pude luchar hasta el final. Terminé un poco mareado. Seguí andando después de cruzar la línea y parecía que se me pasaba. Di tres o cuatro pasos más y, de repente, sentí un mareo de verdad. Sentí también que me asfixiaba. No podía respirar. Me senté como pude. Vomité un poco. Me sentí peor. Me asusté un poco porque nunca en mi vida me había pasado nada parecido corriendo". Díaz se quedó sin respiración."Fue una crisis asmática", dice Juan Manuel Alonso, el médico del equipo de atletismo. "Trajeron a Andrés a la enfermería y en cuanto llegó le obligué a intentar respirar profundamente y le pusimos una mascarilla de oxígeno. Con más o menos cinco minutos de oxígeno se le pasó".

Andrés Díaz es asmático. Antes de correr se da por la boca unas dosis de ventolín y sale a la pista. Aunque el salbutamol (principio activo del ventolín) es un producto incluido en la lista de sustancias prohibidas, Díaz dispone desde hace años permiso para utilizarlo para cuidarse de su enfermedad. Normalmente, un poco de aerosol es suficiente para prevenir una crisis asmática. Pero ayer no bastó. "No sé si anda por aquí, por Australia, una planta desconocida en Europa que esté ahora polinizando, aquí es primavera, no lo olvidemos, y está agravando la alergia de Andrés", dice Alonso. "O quizás", señala el propio atleta, "como he sufrido una gripe la semana pasada, quizás eso ha hecho más grave lo del asma".

Han sido, en efecto, unos días duros para la mejor apuesta española en una final olímpica en la que, por medio de José Manuel Abascal y del ausente Fermín Cacho, el atletismo español consiguió medalla en los Juegos del 84, 92 y 96. "Ha estado toda la semana con gripe y un par de días ha tenido fiebre", dice Manuel Pascua, su entrenador. "Y ha sido difícil de curar porque, por las extremas mediadas antidopaje, no hemos traído medicamentos y no le hemos podido dar ni un Bisolvón. Ha tenido que recurrir a los antibióticos".

Tampoco es que Díaz llegara en plenitud a Sydney. En su última carrera, el Campeonato de España, Díaz se retiró con una lesión en el tendón de Aquiles.

La pregunta es lógica: ¿cómo afectará la crisis asmática a su rendimiento en la final de mañana? "En teoría nada debe pasarle. No tienen por qué limitarse su capacidad respiratoria. Normalmente con 48 horas basta para solucionar las secuelas", señala Alonso, el médico. "No va a pasar nada", corrobora Díaz. "Ni voy a pensar mientras compito en la posibilidad de otra crisis. Será la carrera más importante de mi vida y he de arriesgarme".

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