GIMNASIA Sydney 2000

Una baja nota que provocó el abucheo del público

El público en gimnasia, como en patinaje sobre hielo, es muy entendido. Ayer protestó airadamente en el Super Dome cuando vió en el marcador la nota definitiva de Esther Moya. La sensación de nueva cacicada, como en el concurso por equipos, parecía cernirse sobre la española. Sólo la juez ucrania dio 9,750. ¿Quién era la única que se apiadó de la españolita? Pues casi nadie: Ludmila Turisheva, la ex campeona olímpica, la última gimnasta de élite con cuerpo de mujer antes de la aparición de las niñas, como Olga Korbut. Las otras cinco jueces, de Estados Unidos, Kazajstán, Francia, Reino Unido y...

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El público en gimnasia, como en patinaje sobre hielo, es muy entendido. Ayer protestó airadamente en el Super Dome cuando vió en el marcador la nota definitiva de Esther Moya. La sensación de nueva cacicada, como en el concurso por equipos, parecía cernirse sobre la española. Sólo la juez ucrania dio 9,750. ¿Quién era la única que se apiadó de la españolita? Pues casi nadie: Ludmila Turisheva, la ex campeona olímpica, la última gimnasta de élite con cuerpo de mujer antes de la aparición de las niñas, como Olga Korbut. Las otras cinco jueces, de Estados Unidos, Kazajstán, Francia, Reino Unido y Bielorrusia, se quedaron en 9,700, que fue la nota irremediable.La situación era difícil para Esther, pero lo que parecía imposible ocurrió: la rumana Amanal comenzó bien, pero acabó mal, saliéndose del practicable. Pero la inercia de las jueces con las rumanas y rusas cuando tienen fallos es sospechosa. Si no son graves tienen un rasero muy particular a su favor, como de disculpa. Le bajaron lo justo para que ganara el bronce.

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