GIMNASIA Sydney 2000

Las jueces castigan a Esther

La española fue puntuada muy bajo en favor de la rumana Amanar, que se hizo con el bronce a pesar de salirse del practicable

Esther Moya volvió a quedar al borde de la medalla, en el puesto más ingrato, cuarto, en la final de suelo. Pero esta vez fue mucho más lamentable, porque no fue justo. Si el día anterior, en salto, falló el segundo y perdió la posibilidad, esta vez fue una subjetiva decisión de las jueces, que fueron muy duras con su ejercicio y para colmo, perdonaron a la rumana Simona Amanar, que al acabar una diagonal se salió del practicable. Por 12 milésimas le quitó el bronce a Esther.Aún se respiraba la medalla de oro de Gervasio Deferr cuando Esther Moya estaba subida al podio de sueloEl ejercicio de ...

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Esther Moya volvió a quedar al borde de la medalla, en el puesto más ingrato, cuarto, en la final de suelo. Pero esta vez fue mucho más lamentable, porque no fue justo. Si el día anterior, en salto, falló el segundo y perdió la posibilidad, esta vez fue una subjetiva decisión de las jueces, que fueron muy duras con su ejercicio y para colmo, perdonaron a la rumana Simona Amanar, que al acabar una diagonal se salió del practicable. Por 12 milésimas le quitó el bronce a Esther.Aún se respiraba la medalla de oro de Gervasio Deferr cuando Esther Moya estaba subida al podio de sueloEl ejercicio de la española, con diagonales espléndidas, saltos altísimos que clavaba en las caídas cuando parecía pasarse, era un 9,800 bastante claro, o 9,750, pues partía de la nota máxima de 10. Eso la colocaría muy cerca de la rusa Svetlana Khorkina, que había hecho 9,812 y estaba prácticamente en el podio. Sin embargo, la primera y desagradable sorpresa se produjo al verse la puntuación: 9,700.

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Aún quedaban por actuar dos gimnastas de fuste, Simona Amanar, subcampeona del concurso individual, la más veterana de las rumanas y que se despide aquí de la gran competición, y Elena Zamolodtchikovala, campeona de suelo en la primera jornada de finales por aparato. A Amanar, a pesar de salirse del practicable, -con lo que le quitaron una décima-, la puntuaron por encima de 9,800, y se pudo quedar en 9,712, casualmente, suficiente para desplazar a la española. La injusticia se había consumado, porque el ejercicio final de Zamolodchtikova fue impecable. Ahí sí que no hubo dudas. Cinco jueces le dieron 9,850 y la estadounidense incluso 9,900, aunque se descartara. Con ello ganaba el oro, por delante de Khorkina y Amanar desplazaba a Esther Moya.

La jornada final de aparatos, aparte del éxito español de Deferr, vivió un doble triunfo chino y ruso. Xuan Liu y Xiaopeng Li ganaron en barra de equilibrio y paralelas, mientras a Zamolodchtikova se unió Alexei Nemov (bronce también en paralelas) en barra fija. El zar cerró así con un triunfo en el último aparato los Juegos que le subieron al trono de la gimnasia.

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