SYDNEY 2000

Se rompe el marido de Jones, el campeón de peso Hunter

He aquí un disgusto con lado bueno. Una lesión de cartílago impedirá que el lanzador de peso C. J. Hunter, campeón del mundo y marido de la reina de la velocidad Marion Jones, compita en Sydney. Pero el infortunio alivia el trajín que, de todas formas, sufrirá esta pareja de colosos: ella se propone ganar cinco medallas de oro en los Juegos (100 y 200 metros, 4x100, 4x400 y longitud), algo que ningún atleta ha conseguido jamás.Su rodilla izquierda, operada el domingo, evitará que el enorme y tímido Hunter practique una de las tres cosas que le hacen feliz. Las otras dos son ver partidos de fút...

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He aquí un disgusto con lado bueno. Una lesión de cartílago impedirá que el lanzador de peso C. J. Hunter, campeón del mundo y marido de la reina de la velocidad Marion Jones, compita en Sydney. Pero el infortunio alivia el trajín que, de todas formas, sufrirá esta pareja de colosos: ella se propone ganar cinco medallas de oro en los Juegos (100 y 200 metros, 4x100, 4x400 y longitud), algo que ningún atleta ha conseguido jamás.Su rodilla izquierda, operada el domingo, evitará que el enorme y tímido Hunter practique una de las tres cosas que le hacen feliz. Las otras dos son ver partidos de fútbol americano por la televisión y, sobre todo, mimar a su ambiciosa y carismática esposa. Las tres encajan bien con su carácter: "Lo que más me gusta de mi profesión es que las cámaras están poco atentas a los lanzadores de peso. Lo último que quiero es ser un foco de atención", suele decir un campeón del mundo que acostumbra a no aparecer en las conferencias de prensa y a depositar sus 130 kilos en el suelo de cualquier rincón.

Su idilio comenzó en la Universidad de Carolina del Norte, donde él era entrenador y ella jugadora de baloncesto. Él, divorciado con dos hijos, descubrió que el baloncesto le interesaba cada vez más desde que les presentaron; ella, siete años más joven, se sentía menos frustrada a su lado. Como las normas del centro prohibían las relaciones de entrenadores con alumnos, él dejó el trabajo: "Fue una de las decisiones más fáciles que he tomado", dijo después. Jones tomó otra más dolorosa: distanciarse de su madre, quien no veía con buenos ojos aquel flechazo.

Medio mundo vio hace un año el estacazo de rabia que Hunter propinó a una barandilla sevillana cuando Jones se rompió durante la final de los 200 metros. La situación es ahora inversa.

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