La penitencia de las 'chicas de oro'

La ilusión de las chicas de oro que ganaron la competición de hockey sobre hierba en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 se ha quebrado. Su equipo actual, San Pablo Valdeluz 51 (SPV 51), que aporta ahora cinco jugadoras al combinado olímpico español en Sidney, desaparecerá de la División de Honor si no consigue antes del 15 de septiembre cuatro millones de pesetas para afrontar la Liga. Una vez más, un conjunto madrileño laureado a nivel internacional lucha por sobrevivir tras fracasar sus gestiones con la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital (en junio, el equipo masculi...

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La ilusión de las chicas de oro que ganaron la competición de hockey sobre hierba en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 se ha quebrado. Su equipo actual, San Pablo Valdeluz 51 (SPV 51), que aporta ahora cinco jugadoras al combinado olímpico español en Sidney, desaparecerá de la División de Honor si no consigue antes del 15 de septiembre cuatro millones de pesetas para afrontar la Liga. Una vez más, un conjunto madrileño laureado a nivel internacional lucha por sobrevivir tras fracasar sus gestiones con la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital (en junio, el equipo masculino de waterpolo Canoe estuvo a punto de quedarse sin jugar la Copa de Europa por carecer de diez millones de pesetas).María Angeles Rodríguez Suárez, entrenadora del equipo y conocida como Masa tras su medalla de oro en Barclona 92, está hundida. "El trabajo de muchos años se puede venir abajo por el olvido de las instituciones madrileñas que ahora aspiran a organizar unos JJ OO en Madrid. Es una incongruencia que se opte a unos Juegos y al tiempo se olvide a un equipo madrileño que es la base del conjunto olímpico español actual", reflexiona Masa.

El San Pablo Valdeluz que ahora peligra es el antiguo equipo del Atlético de Madrid que en 1992 aportó cuatro jugadoras al combinado que ganó la medalla de oro en Barcelona 92. Aquel éxito las salvó economicamente: la firma Aldeasa las patrocinó hasta 1996. Pero desde hace cuatro años las jugadoras se pagan de su bolsillo las fichas, el material, las instalaciones para entrenar y los desplazamientos. La cantera sobrevive gracias a la ayuda del colegio Valdeluz del Barrio del Pilar. La Comunidad subvenciona al equipo con 300.000 pesetas al año y la Federación da una cantidad similar. El resto lo aportan las propias jugadoras. "Hasta la pasada temporada pagábamos cada una 80.000 pesetas anuales, pero este año han subido mucho los gastos federativos y a cada una nos toca pagar unas 200.000 pesetas. Necesitamos cuatro millones sólo para competir, ya que la gente no cobra nada", dice la mediocampista y estudiante de periodismo Ana Gallardo.

La situación es crítica, porque si el San Pablo Valdeluz 51 no consigue un patrocinador no podría estar en División de Honor y las jugadoras madrileñas internacionales aceptarían ofertas para marcharse a otros equipos. "En la actualidad, si no juegas en la élite no estás en la selección", explica Masa.

El 15 de septiembre es la fecha límite para dar una contestación a las jugadoras. "Si ese día no hay un patrocinador que se haga cargo de los gastos de toda la temporada, las seis jugadoras olímpicas no tendrán más remedio que irse para seguir entre las mejores y en la selección", dice Rosario Martel, presidenta del SPV 51. Las jugadoras del equipo se quejan de que cada cuatro años deban "pedir limosna y favores".

La historia deportiva del San Pablo es un camino de obstáculos. Para participar en Holanda, en la copa de Europa, tuvieron que dormir en sacos en casa de una jugadora del equipo holandés. El año pasado viajaron a Barcelona, Sevilla y San Sebastian en furgonetas y coches particulares de familiares de jugadoras. "Los viajes los hacemos en el día. Viajamos por la mañana y vamos directas al campo, jugamos y luego volvemos. En el camino tomamos bocadillos para ahorrar dinero", cuenta otra de las jugadoras.

Además, el equipo sólo está al completo cuando juega en casa. Fuera sólo van las once titulares y una suplente por si hubiera alguna lesión. "De ahí los resultados irregulares, aunque a pesar de todo el año pasado fuimos cuartas en la Liga", señala Sheila Portilla, lateral. Aquéllas que se han sacado el carné de conducir llevan a sus compañeras, y a veces se encuentran con la solidaridad de sus rivales. "En San Sebastián, la familia Goicoechea, padres de una jugadora de la Real, nos lleva comida en tarteras porque saben los problemas que tenemos", explica Cristina González, otra jugadora, Asimismo, pagan 3.500 pesetas por día para entrenar en el campo de hockey que la Federación tiene en Somontes.

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El equipo español de hockey femenino tiene a cinco jugadoras del SPV 51. Son Sonia Barrio, Nuria Moreno, María del Carmen Martín, Mar Feito y Cibeles Romero. Además, aportan cinco jugadoras al equipo español sub 21 y otras tantas a la selección madrileña.

"Si no hay ayudas para equipos modestos, está en peligro la continuidad de todos los equipos de hockey madrileños que están en competición nacional, porque la política del Consejo Superior de Deportes (CSD) es que los equipos sean autosuficientes. No entienden que este deporte es totalmente amateur", destaca Rosario.

El presidente de la Federación Madrileña de Hockey, Fray Pedro Tapia, reconoce que no puede hacer más, aunque no baja los brazos. "Llevamos luchando muchos años y sin frutos, pese a que contactamos con un montón de empresas". Pero lo que irrita aún más a las jugadoras es su discriminación deportiva por ser mujeres. "Mientras los equipos de hockey masculino reciben una aportación especial del CSD por llevar jugadores a la selección, los conjuntos femeninos no reciben ni un sólo duro", agrega la presidenta. Las jugadoras han pedido instalaciones gratuitas al Ayuntamiento y más ayuda a la Comunidad. Ahora solicitan una reunión con Emilio Butragueño, asesor del CSD, para refrescarle la memoria: "Cuando ganamos la medalla de oro todos venían a hacerse la foto. Ahora nadie nos abre las puertas".

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