Público blandorro

Y del público bilbaíno, ¿qué? Dicho con cierta cariñosidad torerilla, suele estar en consonancia con el comportamiento de la mayoría de los toros lidiados en estos tiempos: es suavón, manejable, blandorro, con poca cabeza,...Como acuden pocas veces al año a los toros, durante la Semana Grande dejan de ser personas para convertirse en manos. Aplauden cualquier cosa que se mueve en la plaza. Si el picador pica poco, le aplauden, si pica mucho, también le aplauden. Sea bueno o malo, cada toro se lleva su ración de palmas en el arrastre. El mayor calentón de manos llega cuando las figuras torean p...

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Y del público bilbaíno, ¿qué? Dicho con cierta cariñosidad torerilla, suele estar en consonancia con el comportamiento de la mayoría de los toros lidiados en estos tiempos: es suavón, manejable, blandorro, con poca cabeza,...Como acuden pocas veces al año a los toros, durante la Semana Grande dejan de ser personas para convertirse en manos. Aplauden cualquier cosa que se mueve en la plaza. Si el picador pica poco, le aplauden, si pica mucho, también le aplauden. Sea bueno o malo, cada toro se lleva su ración de palmas en el arrastre. El mayor calentón de manos llega cuando las figuras torean para ese "público municipal y espeso" -según la ebúrnea definición de Rubén Darío-, o sea, cuando ven practicar el toreo sin ligazón ni templanza algunas, además de la utilización permanente del alivio, las trampas y otros picos. Rotos los diez dedos estrepitosos, toca la vez de pedir orejas como si les fuera la vida en ello...

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Con ese panorama, no sorprenderá a nadie que la plaza de toros de Bilbao se haya convertido en el hazmerreír de los toreros. Advirtamos que será un mofa muy velada y seria, eso sí, porque hay que cubrir las apariencias. Bilbao es mucho Bilbao...

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