ANDALUCES OLÍMPICOS

El triunfo de la ambición

Nacho Rodríguez cumple su sueño con la convocatoria olímpica

NOMBRE: Nacho Rodríguez.NACIDO EN: Málaga.

EDAD: 29 años.

ESTATURA: 1,88.

PESO: 82 kilos.

ESPECIALIDAD: Base de baloncesto.

EXPERIENCIA OLÍMPICA: Debuta en estos juegos.

OBJETIVO: Pasar a cuartos de final.

PALMARÉS: Campeón de Liga y Copa Korac con el Barcelona.

Nacho Rodríguez, en sus inicios como deportista profesional, ya tenía un sueño: "Llegar a la selección y poder disputar unos Juegos Olímpicos", asegura el jugador malagueño de baloncesto. Ahora, a punto de cumpl...

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NOMBRE: Nacho Rodríguez.NACIDO EN: Málaga.

EDAD: 29 años.

ESTATURA: 1,88.

PESO: 82 kilos.

ESPECIALIDAD: Base de baloncesto.

EXPERIENCIA OLÍMPICA: Debuta en estos juegos.

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OBJETIVO: Pasar a cuartos de final.

PALMARÉS: Campeón de Liga y Copa Korac con el Barcelona.

Nacho Rodríguez, en sus inicios como deportista profesional, ya tenía un sueño: "Llegar a la selección y poder disputar unos Juegos Olímpicos", asegura el jugador malagueño de baloncesto. Ahora, a punto de cumplir 30 años, que celebrará en los días previos a la cita en Sidney, verá cumplido su mayor deseo. "Disfrutar del ambiente de una Olimpiada es lo máximo a lo que aspira todo deportista. Allí están los mejores de todas las especialidades y se respira el deporte en estado puro", apunta.El trayecto que ha tenido que recorrer el base malagueño no ha sido un camino de rosas hasta alcanzar el reconocimiento de los clubes y ser convocado para la selección. Tras los comienzos "habituales para cualquier joven", jugando en el colegio de San Estanislao del Palo y después pasando a los equipos inferiores de los Maristas, Rodríguez tuvo que apelar a sus mejores argumentos para triunfar: capacidad de trabajo, ánimo de superación y una enorme capacidad de concentración.

No era el mejor de su equipo. No destacaba ni por ser el más dotado físicamente y ni siquiera sus cualidades técnicas eran sobresalientes. Sin embargo, de él siempre han destacado todos sus entrenadores sus inmensas ganas de llegar y su competitividad.

Prueba de su pundonor es la manera en la que aprendió a botar con la mano izquierda: "Me fracturé la muñeca derecha jugando al fútbol y, aunque los médicos me ordenaron que estuviera en reposo, yo aproveché ese tiempo para botar la pelota con la otra mano e intentar mejorar el manejo del balón", recuerda.

La voluntad de hierro que le ha caracterizado la ha heredado de su familia. Sus padres, Juan Manuel y Mari Ángeles han transmitido a sus hijos la pasión por la competición y en el seno de esta saga de deportistas creció Ignacio Pablo Rodríguez. Muy joven recibió el primer varapalo de su vida. Su hermano mayor, Javier, fallecía al ser atropellado en el Paseo Marítimo de Málaga. Nacho sólo tenía cinco años y guarda algunos recuerdos de aquel fuerte chaval que apuntaba "buenas maneras como deportista".

La vida le tenía preparada otra dura prueba. Como jugador del Unicaja perdió a otro de sus hermanos, Álvaro, periodista deportivo, que moría a los 27 años por meningitis. Era unos años mayor que Nacho y compartían una gran pasión: el baloncesto. Solo el cariño de sus padres y de sus hermanos, Juanma -director deportivo de Unicaja- y de Cuqui, su hermana melliza, le han permitido superar esos trances.

En el camino que le ha llevado a ser olímpico, Nacho Rodríguez sólo dudó en una ocasión sobre su futuro. No sabía si estaba reflejado en el parqué de una cancha de baloncesto. Con un brillante expediente académico le llegó el momento de decidir si se trasladaba a Granada para estudiar INEF o apostaba por el deporte. Se decantó por esto último y el tiempo le ha demostrado que acertó. Además, desde hace un año cursa en Barcelona la carrera universitaria por la que sentía devoción.

Internacional desde que le convocaron para la selección sub 22, una citación que le pilló de sorpresa. Rodríguez afirma que desde Andalucía es más complicado triunfar: "Tenemos menos posibilidades que otros deportistas que juegan en otras comunidades".

El malagueño tiene muy claros sus principales objetivos en Sydney 2000: "Llegar lo más lejos posible con la selección y cerrar con un broche de oro los últimos campeonatos que hemos disputado juntos este grupo de jugadores". Además pretende presenciar "todos los acontecimientos posibles" de las Olimpiadas y animar a "los amigos malagueños, como María Peláez y Antonio Carlos Ortega y a los andaluces y españoles, en general".

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