Reportaje:ANDALUCES OLÍMPICOS

"Tanto corres, tanto ganas"

NOMBRE: José Manuel Cerezo.NACIDO EN: Mijas (Málaga).

EDAD: 27.

ESTATURA: 1,80.

PESO:
57 kilos.

ESPECIALIDAD: 800m.

EXPERIENCIA OLÍMPICA: Primeros Juegos Olímpicos.

OBJETIVO:
Llegar a semifinales.

PALMARÉS:
Campeón de España de 800 metros lisos en 1997, campeón de España júnior en 1992.

San Antón tuvo la culpa de que José Manuel Cerezo abandonase el fútbol en su instituto y se hiciese atleta. Con 11 años corrió y ganó la carrera de dos kilómetros dedicada a este santo en su pueblo natal...

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NOMBRE: José Manuel Cerezo.NACIDO EN: Mijas (Málaga).

EDAD: 27.

ESTATURA: 1,80.

PESO: 57 kilos.

ESPECIALIDAD: 800m.

EXPERIENCIA OLÍMPICA: Primeros Juegos Olímpicos.

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OBJETIVO: Llegar a semifinales.

PALMARÉS: Campeón de España de 800 metros lisos en 1997, campeón de España júnior en 1992.

San Antón tuvo la culpa de que José Manuel Cerezo abandonase el fútbol en su instituto y se hiciese atleta. Con 11 años corrió y ganó la carrera de dos kilómetros dedicada a este santo en su pueblo natal, Mijas, y desde entonces no ha dejado de dar vueltas a las pistas de atletismo de medio mundo.

José Manuel Cerezo, de 27 años, es uno de los deportistas españoles que se preparan este verano para ir a los Juegos Olímpicos de Sydney. Corredor de 800 metros, entrena varias horas diarias en Arroyo de la Miel (Benalmádena) para poder afrontar en buena forma los campeonatos de España, que empiezan el próximo 2 de septiembre, donde le bastará con quedar entre los tres primeros para asegurar el pasaje para sus primeros Juegos Olímpicos. Un sueño al alcance de la mano, o de las piernas, pues ya ha realizado el tiempo mínimo para acudir a Sydney: 1m 46,36s. En el país australiano espera llegar a las semifinales y para ello se machaca todos los días en el gimnasio. "Todo esto sólo para dar dos vueltas a la pista", comenta con sorna.

A un mes de los Juegos, moral no le falta a este malagueño, aunque confiesa que ha pensado a veces en dejar el deporte, cansado de vivir siempre "al límite". "El amor por el atletismo a menudo se vuelve odio debido al dolor físico", comenta el atleta, que pasea su cuerpo enjuto y fibroso por las calles de Mijas, saludando a todo el que se le cruce por el camino.

Intranquilo por la inseguridad financiera que conlleva este deporte minoritario, su sueño sería que el atletismo fuese más reconocido para poder entrenar sin agobios y abandonar, por fin, la casa de sus padres. Los pocos ingresos que tiene son las becas que da la Federación Española de Atletismo. Conseguirlas depende a veces de un sólo segundo en una carrera y no le cubren ni la seguridad social ni los periodos de inactividad por lesiones. Este agobio económico le hace llevarse las manos a la cabeza al pensar en las cifras multimillonarias que mueve el fútbol. Aquí en España, "tanto corres, tanto ganas" sentencia con malestar.

A pesar de todos los inconvenientes económicos, Cerezo no puede evitar volver a sonreír cuando recuerda las pruebas en que ha participado. Le encanta el atletismo y pertenece al grupo de los "medio chalados y masocas" que viven por y para el deporte. Toda su vida gira en torno a él, incluida su novia, también atleta, o sus amigos, que son sus competidores en la pista.

El atleta de 1.500 metros lisos Reyes Estévez estuvo con él el pasado verano disfrutando de la feria de Mijas; con Redolat y Parra, sus dos competidores en 800, también mantiene muy buena relación. Además, admira y envidia a corredores como Sebastian Coe o Manuel Pancorbo.

Cuando no corra le gustaría seguir practicando otros deportes más peligrosos, como patinar, escalar o montar en moto, prácticas que antes compaginaba con el atletismo, pero que ahora tiene prohibidas para evitar lesiones.

En 1996, apenas cumplidos los 23 años, vivió su año más duro, pues no pudo participar en ninguna carrera debido a una lesión. Se quedaba en casa de sus padres, no recibía ni un duro de la Federación y estuvo a punto de abandonar. El momento más dulce vino después, cuando salió de la lesión y se proclamó, en 1997, campeón de España de 800 metros al aire libre.

Un premio para esta joven promesa que ya había ganado el campeonato de España júnior en 1992 . Aunque no pudo estar en Barcelona 92, estos Juegos Olímpicos le van a permitir viajar lejos de su pueblo y seguir soñando con continuar corriendo y dar el salto a los 1.500. La competencia en la prueba reina del medio fondo es ardua, pues el tercer corredor español es el quinto mejor del mundo. Antes de probar esa distancia, Cerezo confía en llegar a las semifinales, aunque se quede "muy flaco" y reciba una reprimenda de su madre.

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