Cultura y espectáculos

JUERGA DE DISEÑO EN ZÚRICH

Si el mes pasado 1,5 millones de jóvenes europeos fieles a la música techno se concentraron en Berlín, el pasado fin de semana la cita era en Zúrich (Suiza). De Alemania, Italia, Francia y cualquier rincón de Suiza llegaron los 750.000 asistentes a la Street Parade -frente a los 500.000 del año pasado, que han roto las previsiones más optimistas de la organización y convierten este festival en el segundo del mundo en número de participantes.Bajo el lema Creer en el amor, 29 carrozas (love mobiles) recorrieron en la tarde del sábado durante cinco horas, bajo un sol de justi...

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Si el mes pasado 1,5 millones de jóvenes europeos fieles a la música techno se concentraron en Berlín, el pasado fin de semana la cita era en Zúrich (Suiza). De Alemania, Italia, Francia y cualquier rincón de Suiza llegaron los 750.000 asistentes a la Street Parade -frente a los 500.000 del año pasado, que han roto las previsiones más optimistas de la organización y convierten este festival en el segundo del mundo en número de participantes.Bajo el lema Creer en el amor, 29 carrozas (love mobiles) recorrieron en la tarde del sábado durante cinco horas, bajo un sol de justicia y 30 grados de temperatura, los cuatro kilómetros del desfile. Cinco horas de locura que se repitieron en la tarde de ayer y que todavía en la mañana de hoy seguirán causando estragos en más de 40 raves repartidas por toda la ciudad, eso sí, todo muy contenido, en la más rancia tradición suiza.

A bordo de un love mobile, los suizos Ursy y Berry contraían matrimonio en la tarde del sábado -ella, de blanco; él, con traje negro- en presencia de un oficial del registro civil.

En la novena edición de esta fiesta, el presupuesto del comité organizador ha alcanzado el millón de francos suizos (más de 100 millones de pesetas), una cuarta parte del cual se ha cubierto gracias a la venta de discos y camisetas y el resto ha sido aportado por cuatro grandes empresas privadas.

Poner en marcha uno de los vehículos participantes en el desfile cuesta unos 20.000 francos suizos y cada bailarín aporta 5.000 francos como garantía para cubrir responsabilidades ante posibles accidentes, cantidad que se le reembolsa al final de la fiesta.

Las autoridades suizas decretaron la prohibición total de alcohol y estupefacientes. Los organizadores, con un equipo de seguridad propio de unas 100 personas, han denunciado ante la policía a 25 personas por tráfico de éxtasis y se han intervenido unas mil pastillas. Los servicios sanitarios atendieron a 461 personas, de las que sólo fueron hospitalizadas unas 50, 10 de ellas por consumo de drogas.

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