Reportaje:ESPECTÁCULOS

El combate de Mortier

Mortier no da su brazo a torcer. Si este año ha dedicado el festival a la Francia que va del final del siglo de las luces (Gluck, Cherubini) al Segundo Imperio (Berlioz, Offenbach), cuando los ideales de igualdad y fraternidad ceden ante el ascenso del nacionalismo, para la próxima convocatoria ya ha anunciado que piensa combatir a Haider en su propio terreno. Si el líder derechista reivindica el patrimonio cultural austriaco, lo va a tener en dosis elevadas: Mozart (Las bodas de Fígaro), Richard Strauss (Ariadna en Naxos) y Johann Strauss. De este último nada menos que la operet...

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Mortier no da su brazo a torcer. Si este año ha dedicado el festival a la Francia que va del final del siglo de las luces (Gluck, Cherubini) al Segundo Imperio (Berlioz, Offenbach), cuando los ideales de igualdad y fraternidad ceden ante el ascenso del nacionalismo, para la próxima convocatoria ya ha anunciado que piensa combatir a Haider en su propio terreno. Si el líder derechista reivindica el patrimonio cultural austriaco, lo va a tener en dosis elevadas: Mozart (Las bodas de Fígaro), Richard Strauss (Ariadna en Naxos) y Johann Strauss. De este último nada menos que la opereta El murciélago, título emblemático de la casquivana burguesía vienesa, pero en un montaje encargado al destripador Neuenfels. Será el canto del cisne de Mortier en Salzburgo. Tras él, el alemán Peter Ruzicka, que le sucederá en 2002. Por los mentideros corre que se apresta a presentar Turandot, una obra aborrecida por Mortier...

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