Tribuna:

Playa

Ha pasado un año y el sol de esta mañana vuelve a estar en donde estaba antes de que diéramos una vuelta a su alrededor. Medimos la edad según los giros que sumamos en el tíovivo solar y quizás por eso los niños se pirran por montar en el carrusel. Intuyen que todo consiste en dar una vuelta, dos vueltas, cuarenta vueltas, setenta, y pluf, se acabó. De momento, todo vuelve. Ahí están de nuevo los suecos, holandeses, belgas, con sus sombrillas y sus niños silenciosos. Son quienes han fecundado esta tierra como el oro que llovió sobre el sexo de Danae. Hace medio siglo aquí gobernaba la miseria ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Ha pasado un año y el sol de esta mañana vuelve a estar en donde estaba antes de que diéramos una vuelta a su alrededor. Medimos la edad según los giros que sumamos en el tíovivo solar y quizás por eso los niños se pirran por montar en el carrusel. Intuyen que todo consiste en dar una vuelta, dos vueltas, cuarenta vueltas, setenta, y pluf, se acabó. De momento, todo vuelve. Ahí están de nuevo los suecos, holandeses, belgas, con sus sombrillas y sus niños silenciosos. Son quienes han fecundado esta tierra como el oro que llovió sobre el sexo de Danae. Hace medio siglo aquí gobernaba la miseria y el paludismo. Ahora es una de las zonas más ricas de España.Todos tenemos un año más, pero nadie lo diría. Allí veo a la bella noruega cuya cabeza tiene el perfil de un águila. Y más allá, las alegres comadres de Moscú. Todos hablan sin temor a ser entendidos. A mi lado se instala una cuadrilla de la tierra, tres chicos y una chica, hijos de la payesía local. Su acento, en ellas cantarín, en ellos bronco, es inconfundible. Son muy jóvenes porque dudan entre matricularse en psicología o en historia del arte. De pronto, uno de los muchachos, fornido, de piernas cortas y nervudas, abre su corazón y se dirige a la chica, Dolors, para preguntarle con cierto embarazo si el depilado hay que hacerlo con la cera caliente o fría. Ante la inequívoca respuesta, simula una mueca de dolor. Quiere depilarse la espalda, que la tiene cubierta de rizos y eso le disgusta, pero no sabe si basta con un afeitado. Dolors razona las ventajas de la cera frente al depilado eléctrico. ¿Cómo tener la piel lisa y suave? No es una preocupación idiota. Los otros muchachos, aunque menos hirsutos, toman muy en serio el asunto. Se advierte que hay presión social. La espalda peluda ha caído en desuso entre las mozas de la zona.

Los abuelos de esta cuadrilla fueron seguramente labriegos y soportaron una vida lamentable, despreciados y escarnecidos por los de la ciudad. Basta con leer lo que Pla escribió sobre ellos. Hoy sus nietos hablan como senadores romanos en las termas y no le temen al refinamiento. ¡Qué incalculable bendición ha caído sobre esta tierra! Nada menos que el amor propio.

Sobre la firma

Archivado En