ATLETISMO Pruebas de selección olímpica de EE UU

El purasangre de Florida

Quienes vieron a John Capel arrastrarse el pasado verano por las pistas de Son Moix, difícilmente podrían imaginarse que sería el atleta llamado a suceder a Michael Johnson en los 200 metros. En la Universiada de Palma, Capel fue segundo en los 100 tras el brasileño André Silva, un atleta de segundo orden que no está llamado a grandes proezas. Si le venció un segundón, cómo podía esperarse algo grande de Capel. Un año después, el potente velocista de Florida parece destinado a convertirse en una estrella.El problema de Capel ha residido en la difícil relación que mantienen los atletas universi...

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Quienes vieron a John Capel arrastrarse el pasado verano por las pistas de Son Moix, difícilmente podrían imaginarse que sería el atleta llamado a suceder a Michael Johnson en los 200 metros. En la Universiada de Palma, Capel fue segundo en los 100 tras el brasileño André Silva, un atleta de segundo orden que no está llamado a grandes proezas. Si le venció un segundón, cómo podía esperarse algo grande de Capel. Un año después, el potente velocista de Florida parece destinado a convertirse en una estrella.El problema de Capel ha residido en la difícil relación que mantienen los atletas universitarios con sus obligaciones. Durante su prometedora etapa juvenil, llegó a correr los 100 metros en 10.40 segundos. Excelente para un muchacho de 17 años. Pero su prioridad no era el atletismo. Su objetivo era enrolarse en el equipo de fútbol americano de la Universidad de Florida, los célebres Gators. En Florida puedes ser uno de los mejores atletas del mundo y pasar desapercibido, pero si juegas en los Gators eres ídolo. Capel ingresó en el equipo de fútbol americano. Sin embargo, en su primer año no consiguió destacar como receptor. Era el cuarto especialista en el orden de preferencias del entrenador. "Es rápido, pero no tiene buenas manos", decían los analistas.

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Capel dedicó seis meses a jugar con los Gators. Cuando terminó la temporada en enero, pidió plaza en el equipo de atletismo. A pesar de su falta de entrenamiento, se convirtió en el campeón universitario de 200 metros con 19.89 segundos, la segunda mejor marca mundial de la temporada. Pero después de un año de fútbol americano y de sus tempranas prestaciones en la pista, Capel no estaba en disposición de repetir sus marcas durante el verano. Estaba agotado. Por eso fracasó en la Universiada.

Su sensacional registro en los 200 metros no modificó su intención de proseguir su carrera como jugador de fútbol americano. Otros seis meses con los Gators, con la esperanza de fichar algún día por un equipo profesional. El atletismo permanecía como algo secundario. Sin embargo, su segunda temporada también resultó mediocre. Por primera vez, Capel dudó. Los Juegos Olímpicos estaban al borde de la esquina, y todavía contaba con alguna posibilidad de acudir a Sydney. No sería gratis. Los Juegos se disputan en septiembre, una vez comenzada la temporada universitaria de fútbol américano. ¿Qué prefería: ser un famoso suplente en los Gators o un posible campeón desconocido? En abril, Capel anunció su abandono de la Universidad. Era el momento de intentarlo con el atletismo. La empresa Adidas, que busca a gente capaz de acabar con la hegemonía de Nike (Greene, Johnson, Marion Jones) en Estados Unidos, contactó con él. Era la única manera de sufragarse los gastos durante las carreras previas a las pruebas de selección estadounidenses.

En dos meses, Capel ha logrado afinarse cómo sólo los grandes campeones pueden hacerlo. Ha hecho lo mismo que Marion Jones cuando dejó el equipo de baloncesto de la Universidad de Carolina del Norte y se convirtió en campeona del mundo de 100 metros. El domingo, en Sacramento, John Capel venció en 200 con 19.85 segundos. Sólo tiene 21 años. Quería ser un famoso jugador de fútbol americano. No le va a quedar más remedio que ser un famoso atleta, uno que está destinado a suceder a Michael Johnson.

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