ATLETISMO Pruebas de selección olímpica de EE UU

El duelo entre Johnson y Greene termina en fiasco

Sus lesiones eclipsan el triunfo de Capel en 200 y el récord mundial de Dragila en pértiga

El desafío atlético del año, la disputa por la primacía en los 200 metros lisos por los dos hombres más rápidos del mundo, Michael Johnson y Maurice Greene, concluyó el domingo con un fiasco a la altura de lo que había sido el enfrentamiento verbal previo. Johnson, que ya en el pasado ha demostrado su fragilidad, se lesionó espectacularmente a los pocos metros de salir de los tacos. Al extraordinario golpe de efecto de ver caído al plusmarquista mundial de la distancia, se añadió segundos después el tirón sufrido por Greene. Lo nunca visto. Greene cree que estará en condiciones de correr dentr...

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El desafío atlético del año, la disputa por la primacía en los 200 metros lisos por los dos hombres más rápidos del mundo, Michael Johnson y Maurice Greene, concluyó el domingo con un fiasco a la altura de lo que había sido el enfrentamiento verbal previo. Johnson, que ya en el pasado ha demostrado su fragilidad, se lesionó espectacularmente a los pocos metros de salir de los tacos. Al extraordinario golpe de efecto de ver caído al plusmarquista mundial de la distancia, se añadió segundos después el tirón sufrido por Greene. Lo nunca visto. Greene cree que estará en condiciones de correr dentro de dos o tres semanas y Johnson estima que habrá que esperar varios días para saber si acudirá dentro de dos meses a Sydney.La carrera de los 200 terminó dando el relevo generacional en la distancia a dos jóvenes, John Capel y Coby Miller, entre los que se colocó el veterano Floyd Heard, de la generación de Carl Lewis, el gran campeón que acudió al estadio para alentar a su amigo. Los tres corrieron en menos de 20 segundos, lo que permite a Estados Unidos mantener ciertas esperanzas para esa distancia en Sydney. Capel ya fue campeón universitario en el doble hectómetro y dejó hace un par de meses de entrenarse con el equipo de fútbol americano de la universidad de Florida para concentrarse en la velocidad. En dos meses de preparación se ha puesto a la altura de los mejores, con 19,85, y aún tiene otros dos meses por delante antes de correr en Sydney. Al concluir la carrera aseguró que, pasada la cita olímpica, volverá al fútbol.

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La emergencia de esta potencial estrella pasó desapercibida en el estadio de Sacramento, donde más de 23.000 personas no podían dar crédito a lo que veían. Primero cayó Johnson, que se llevó la mano a la parte posterior y superior del muslo izquierdo. Eso parecía dejar la vía libre a Greene, pero el pasmo llenó el estadio cuando Greene también se lesionó con un tirón en la pierna izquierda. Johnson no pudo controlar el dolor y se dejó caer en la pista, de la que fue sacado en silla de ruedas. Greene salió cojeando.

"Ha sido uno de los calambres más dolorosos que he tenido en toda mi vida", declaró más tarde Johnson. "No parece que sea una lesión grave. Vamos a hacer pruebas en los próximos días". Greene explicó también lo suyo: "Sentí un tirón y me paré antes de que me fuera a romper algo". Ninguno disputará los 200 en Sydney, aunque Green correrá los 100 y el relevo corto y Johnson, si la lesión no es grave, defenderá su oro en 400 y el relevo largo.

La final de 200 era el ajuste de cuentas definitivo. Johnson había sentado su primacía el sábado, pero el esfuerzo le costó un tirón en la pierna derecha. De nuevo se encontraba ante la perspectiva de la espantada, que en este caso sería un baldón insuperable.

El año pasado, Johnson renegó por tres veces de Greene en otras tantas carreras de 200. Primero por la muerte de su abuela, luego por una lesión y finalmente porque en Sevilla prefirió concentrarse en los 400. Una renuncia más hubiese dado pábulo a todo tipo de comentarios. "No podía dejarlo", explicaba el domingo, tras el gran fiasco. "Me hubiérais destrozado", agregó, dirigiéndose a los periodistas.

Johnson se ha visto arrastrado a una intensa polémica con Greene, rey de la palabrería, sin dar muestra de que le repugnara. Greene volvió a las andadas el mismo domingo. "No lamento nada de lo que he dicho. Todo el mundo quería ver un gran espectáculo. Es triste que ni yo ni Michael termináramos la carrera. Espero que creara aficionados para el atletismo. Si lo quieren, yo estoy dispuesto a un desafío después de los Juegos".

El espectacular modo en que se resolvieron los 200 ensombreció otros momentos cumbre de la jornada dominical, última de las pruebas de selección del equipo atlético estadounidense para Sydney. En los 200 femeninos, también cargados de animosidad, aunque sin los excesos de los masculinos, Marion Jones derrotó a Inger Miller, quien metió presión hasta el final para justificar su candidatura a la corona de los 200. Jones ganó la prueba en 21,94, mejor crono del año.

Gail Devers, de 33 años, dos veces campeona olímpica en los 100, es la gran candidata para el oro de Sydney en los 100 metros vallas. En Sacramento hizo 12,33, récord nacional. Récord mundial estableció la pertiguista Stacy Dragila, que saltó 4,63 metros, magnífica carta de presentación para una especialidad que se disputará por primera vez en los Juegos australianos. Y la familia Clark copó los tres primeros puestos en los 800 femeninos.

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