Entrevista:TADAO CHINO - PRESIDENTE DEL BANCO DE DESARROLLO ASIÁTICO

"La complacencia que hay en Asia puede llevarnos a otra crisis"

Tadao Chino, de 67 años, es presidente del Banco de Desarrollo Asiático (BDA) desde enero de 1999. La crisis financiera de 1997/98 le sorprendió en su país, Japón, al frente del Instituto de Estudios Nomura. Allí dirigía los análisis económicos que describen cómo está la situación económica y social y qué se debe hacer para mejorarla. Ahora le toca poner en práctica tanta teoría. Pregunta. ¿Cuán dolorosa está siendo la resaca de la crisis financiera para los ciudadanos asiáticos?

Respuesta. El impacto negativo de la crisis perdurará por mucho tiempo desde el punto de vista...

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Tadao Chino, de 67 años, es presidente del Banco de Desarrollo Asiático (BDA) desde enero de 1999. La crisis financiera de 1997/98 le sorprendió en su país, Japón, al frente del Instituto de Estudios Nomura. Allí dirigía los análisis económicos que describen cómo está la situación económica y social y qué se debe hacer para mejorarla. Ahora le toca poner en práctica tanta teoría. Pregunta. ¿Cuán dolorosa está siendo la resaca de la crisis financiera para los ciudadanos asiáticos?

Respuesta. El impacto negativo de la crisis perdurará por mucho tiempo desde el punto de vista social. Ha provocado fundamentalmente que se dispare la tasa de paro en toda Asia y ello ha causado la deserción escolar masiva de los jóvenes, que buscan ganarse la vida porque sus padres ya no tienen trabajo.

P. ¿Qué han aprendido los países de la región de la crisis?

R. Mucho. En primer lugar, les ha descubierto las debilidades de su sistema financiero y de gestión empresarial. Les ha enseñado que los buenos datos macroeconómicos no son suficientes para evitar una crisis, sino que además deben desarrollar un mercado de capital fuerte y transparente. Esto es muy importante. El nivel de ahorro en los países asiáticos es en general muy superior al existente en otras regiones del mundo. Los países asiáticos deben crear un mercado estable para que esos ahorros sean invertidos en proyectos no especulativos y de largo plazo. La crisis dejó muchas y muy dolorosas lecciones y todas conducen hacia una única gran conclusión. Los países asiáticos deben reformar, desde sus cimientos, sus sistemas financiero e industrial.

P. ¿No teme que la recuperación que las economías asiáticas han experimentado en 1999 (6,2% el total de la región y en torno al mismo porcentaje este año, según el banco) aparque esas reformas?

R. Hay un riesgo de complacencia por parte de los gobiernos asiáticos, debido a que la recuperación económica ha sido más rápida de lo que hubiese podido imaginarse.

P. Pero... sólo hay un riesgo potencial de complacencia, o los países asiáticos ya se han dormido en los laureles

R. Sólo digo que hay un gran riesgo de complacencia que de no combatirse puede llevarnos a otra crisis.

P. ¿Si hay otra crisis, puede Asia salir de ésta por sí misma?

R. Tenemos que estar preparados por si hay otra crisis. La creciente tendencia a la acumulación de capital, cada vez con mayor movilidad debido a las tecnologías de la información, supone un gran riesgo. El capital puede salir masivamente y en muy poco tiempo de la región asiática, como de cualquier otra del mundo. Asia debe preparar su sistema financiero de tal manera que un vaciamiento relámpago no lo derrumbe. En cuanto a si Asia puede hoy salir por sí misma de una crisis... Bueno, todos los organismos de financiación internacional han hecho recomendaciones para que se fortalezcan los sistemas financieros en cada país. No obstante, no todas esas recomendaciones han sido implementadas.

P. Es decir, que Asia está lejos de poder enfrentar una crisis sin la ayuda del FMI

R. Hay un red de seguridad financiera construida por el FMI, el Banco Mundial, el BDA y algunos países de la región que son donantes de fondos, que puede amortiguar el primer impacto de una crisis. Esta red no existía cuando estalló la crisis de 1997.

P. Se refiere al acuerdo de cooperación financiera suscrito por los paí-ses de los diez miembros de la Asocia-ción de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) más Japón, China y Corea del Sur el pasado mayo en la ciudad tailandesa de Chiang Mai?

R. No, eso es otra cosa.

P. ¿En qué consiste el acuerdo de Chiang Mai?

R. Es un pacto que ha fortalecido los acuerdos de cooperación y mantenimiento de la estabilidad financiera bilaterales y multilaterales que ya existían entre varios países asiáticos. Pero los detalles del acuerdo aún no han sido discutidos.

P. ¿Puede el acuerdo de Chiang Mai ser de algún modo el embrión del Fondo Monetario Asiático (FMA)?

R. No, el FMA es una idea diferente. El FMA tenía dos requisitos. Uno, los países de la región debían contribuir con dinero a un fondo común. Dos, se debía crear un secretariado (como el consejo del FMI) para administrar y otorgar esos fondos. El acuerdo de Chang Mai es tan sólo un acuerdo entre las autoridades monetarias de cada país para ayudarse mutuamente en caso de emergencia.

P. ¿Se puede decir que la crisis ha sido también el detonante de los cambios políticos producidos en la región?

R. Sí, e Indonesia ha sido el más claro ejemplo de ello. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, durante 50 años, Indonesia sólo tuvo dos presidentes, Ahmed Sukarno y el general Suharto. Ahora el país está en manos de un Gobierno más democrático y abierto. El país ya no está aislado de la comunidad internacional y ello es muy positivo no sólo para que la democracia crezca, sino también para que los sistemas financieros del país vayan incorporando los estándares internacionales de conducta. En lo que respecta al acercamiento de los países asiáticos, sobre todo el de Japón al resto de la región, sí se está produciendo. La presencia de Corea del Sur, Japón y China en las últimas cumbres del ASEAN es una gran ejemplo de la nueva integración asiática.

P. Pero esa integración es sólo económica, porque desde el punto de vista político, cuando se produjeron las matanzas en Timor Oriental, no hubo casi respuesta de los países del sureste asiático. Y Timor Oriental, independiente, puede llegar a convertirse en miembro de la ASEAN...

R. Usted verá... Tradicionalmente, los países asiáticos no interfieren en los asuntos internos de otro Estado.

P. Pero los planes asiáticos de tener una moneda única, de integrarse económicamente en un gran bloque regional. ¿Cómo podrán ser posibles sin un acercamiento político?

R. Asia no es como Europa, donde hay muchas similitudes históricas, culturales, de desarrollo económico en los últimos años. En Asia hay muchas diferencias. Desde culturales y religiosas hasta en sus sistemas políticos y en sus estadios de desarrollo económico. Una unión asiática similar a la europea tomará mucho más tiempo. El ejemplo de la UE es una guía, pero sólo eso. Lo demás lo tendremos que hacer a nuestro modo.

P. Durante la crisis, muchas autoridades de los países del sureste asiático, especialmente Malaisia, se aferraron a los "valores asiáticos" como punto de unión de la región y para diferenciarse del Oeste. Esos valores (fortaleza de la unidad familiar, gran nivel de confianza mutua) existen o son un invento para crear algo en común entre países tan diferentes...

R. Sí existen valores que las naciones asiáticas comparten. El respeto mutuo y la perseverancia, por ejemplo. Un asiático, por lo general, no se embarca en un negocio para obtener un rendimiento a corto plazo. Al contrario, intentará crear fuertes cimientos para su negocio primero y más adelante extraer los frutos de ese esfuerzo.

P. Usted está en España para conseguir más fondos para el banco. ¿Por qué debería el contribuyente español apoyar al BDA?

R. No he venido a Europa sólo ha solicitar que aumente la asistencia financiera de España y otros países de la UE al banco. También intento convencer a los empresarios españoles de que Asia es un buen lugar para invertir. La inversión española se ha concentrado casi en su totalidad y con éxito en América Latina y lo entiendo por sus lazos históricos y culturales. Pero sería un error que las empresas españolas dejaran pasar su oportunidad de entrar en Asia, un mercado con más de la mitad de los habitantes del planeta (3.000 millones de personas) y con un PIB conjunto de siete billones de dólares (1.225 billones de pesetas).

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