EUROCOPA 2000

Los penaltis 'mozzarella'

Frank de Boer afirma que la envergadura de Toldo y el cansancio explican sus dos fallos

¿Se ha sentido nervioso al tirar el penalti?, "¿Nervioso?, yo nunca me pongo nervioso, estoy acostumbrado". La altiva respuesta del gemelo más famoso de Holanda tras el partido inaugural de su equipo frente a la República Checa -1-0, con un gol suyo de pena máxima en el último minuto- no hacía presagiar que con Frank de Boer como verdugo su equipo pudiera irse de la Eurocopa por culpa de los penaltis. Pero a Frank, con tantas cicatrices, le falló el pulso y pegó dos sonoros petardazos. Dos "tiros-mozzarella", como ironizaba ayer un periódico italiano.Tras el rocambolesco choque frente a Italia...

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¿Se ha sentido nervioso al tirar el penalti?, "¿Nervioso?, yo nunca me pongo nervioso, estoy acostumbrado". La altiva respuesta del gemelo más famoso de Holanda tras el partido inaugural de su equipo frente a la República Checa -1-0, con un gol suyo de pena máxima en el último minuto- no hacía presagiar que con Frank de Boer como verdugo su equipo pudiera irse de la Eurocopa por culpa de los penaltis. Pero a Frank, con tantas cicatrices, le falló el pulso y pegó dos sonoros petardazos. Dos "tiros-mozzarella", como ironizaba ayer un periódico italiano.Tras el rocambolesco choque frente a Italia, Frank de Boer no especificó si había estado nervioso y narró de esta forma las dos jugadas. La primera en el minuto 32, poco antes de la expulsión de Zambrotta: "Golpeé muy bien al balón, como hice ante la República Checa, cuando el portero (Srnicek) sólo intuyó la trayectoria, pero Toldo es muy grande y tapó el ángulo correcto". De Boer lanzó por su lado natural, con la zurda, a la izquierda del meta italiano, un portero de 196 centímetros, ocho más que su colega checo. La segunda acción se produjo en la tanda de penaltis y fue el primer disparo holandés. "Intenté golpear el balón con fuerza, pero estaba tan cansado que no lo tiré muy bien". Frank de Boer remató abajo, por el centro de la portería, y Toldo se sacudió el balón con su enorme cuerpo. Después, Stam lo lanzó fuera y Bosvelt también se estrelló con el guardameta del Fiorentina, como Kluivert hizo con el poste en el penalti que también despilfarró durante el curso del encuentro.

"Con uno que hubiéramos marcado durante el partido, no hubiéramos tenido problemas", afirmó el capitán holandés. De Boer admitió que él y sus compañeros habían practicado todos los días este tipo de jugadas, "pero el partido ha demostrado que los penaltis son algo especial y no son nuestro punto fuerte". Y que lo diga, porque la cosa viene de familia. Su gemelo Ronald fue uno de los dos holandeses que fallaron en el Mundial de 1998, cuando Holanda, en la semifinal ante Brasil, cayó en los penaltis. Cocu pifió el otro lanzamiento. La maldición naranja con los penaltis no es patrimonio de los De Boer: un fallo de Van Basten eliminó a Holanda en la Eurocopa de 1992 y uno de Seedorf, de la Eurocopa de 1996.

Esta vez, la despedida ha sido más dolorosa. En casa, ante un coro de miles de paisanos con atuendos naranjas y los más insospechados artilugios del mismo color. "Es muy triste que se haya terminado, somos los únicos culpables, el partido con Italia ha sido un desastre", afirmó Frank de Boer, al que la mayor parte de la prensa local señaló ayer con el dedo. El azulgrana elogió la "organización defensiva" de Italia y se mostró escéptico con su equipo: "Algo ocurre cuando juegas bien y no logras materializar las ocasiones". Él mismo dio una pista al respecto: "Lo primero que sucede es que te desanimas y el contrario gana tranquilidad".

El capitán holandés, que terminó el encuentro desolado, con la camiseta sobre el rostro, sin alivio ninguno por los consuelos de su técnico, Frank Rijkaard, apuntó que el equipo ha vivido el campeonato bajo una asfixia extraordinaria. "La posibilidad de ser campeones nos ha supuesto una presión insoportable".

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