EUROCOPA 2000Las semifinales

Fútbol de ataque y azafatas rubias

El seleccionador holandés, Frank Rijkaard, anticipó ayer que su intención es jugar contra Italia con el mismo planteamiento que contra Yugoslavia. Son rivales antagónicos, el uno dotado de una organización defensiva infranqueable, el otro puro desorden y anarquía, pero Kluivert insistirá en la fórmula que le llevó a golear a los balcánicos por un contundente 6-1. En cualquier caso, para repetir medicina debe hacer algunas modificaciones, pues los lesionados se acumularon en su plantilla. Arthur Numan, el lateral derecho, sufre un desgarro muscular en el pie derecho y ya no podrá actuar más en ...

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El seleccionador holandés, Frank Rijkaard, anticipó ayer que su intención es jugar contra Italia con el mismo planteamiento que contra Yugoslavia. Son rivales antagónicos, el uno dotado de una organización defensiva infranqueable, el otro puro desorden y anarquía, pero Kluivert insistirá en la fórmula que le llevó a golear a los balcánicos por un contundente 6-1. En cualquier caso, para repetir medicina debe hacer algunas modificaciones, pues los lesionados se acumularon en su plantilla. Arthur Numan, el lateral derecho, sufre un desgarro muscular en el pie derecho y ya no podrá actuar más en lo que resta de torneo. "El doctor me dijo que era casi imposible llegar a tiempo de la final". Cocu, Kluivert y Van der Sar sufren molestias musculares y contusiones, pero se recuperan a base de bicicleta y jugarán mañana.El juego defensivo de Italia y sus constantes contragolpes hacen que el estilo holandés sea más arriesgado que nunca. No importa. "Quiero que seamos muy ofensivos", dijo Rijkaard, "Sé que tendremos pocas oportunidades de marcar un gol, pero al menos intentaremos dominar el juego desde el primer momento. Ellos son muy efectivos al contragolpe y tienen la virtud de meter los goles en el momento adecuado. Será un partido difícil, pero no podemos traicionar ahora nuestra forma de jugar al fútbol, en Holanda y rodeados por nuestra gente".

De momento, ayer en el bosque de Hoenderloo, a 80 kilómetros de Amsterdam, los jugadores holandeses se entrenaron rodeados de pinos, abetos y una cuadrilla de guardaespaldas con trajes de lino negro y auriculares incorporados. En ese clima bucólico, un grupo de azafatas bellas y rubias recibía con una sonrisa a los visitantes al tiempo que repartían entre ellos café y zumos. Nada que ver con el perfil marcial del campo de entrenamiento de Italia, en la localidad belga de Geel. Aquello parece un acantonamiento. Los jugadores hacen aseveraciones rotundas sobre "módulos" y el espíritu "agonístico" que tanta gloria le ha dado. La prensa vive en tensión. No hay azafatas.

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