EUROCOPA 2000

La peor Alemania en 32 años

Ribbeck dimite tras el desastre de un equipo demasiado veterano y sin talento

"Alemania tiene un equipo miserable". El tiempo ha dado la razón a Jens Jeremies, el centrocampista alemán que lanzó la frase meses antes del comienzo de la Eurocopa. Alemania ha sellado la peor clasificación en 32 años, desde que no alcanzara la fase final en la edición de 1968. Erich Ribbeck, su seleccionador, comunicó ayer telefónicamente al presidente de la federación germana, Egidius Braun, su "dimisión inmediata". Ribbeck se adelantó décimas de segundo al despido. La patética actuación del equipo, dos derrotas y un empate con un solo gol a favor, ha creado una atmósfera de tal calibre qu...

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"Alemania tiene un equipo miserable". El tiempo ha dado la razón a Jens Jeremies, el centrocampista alemán que lanzó la frase meses antes del comienzo de la Eurocopa. Alemania ha sellado la peor clasificación en 32 años, desde que no alcanzara la fase final en la edición de 1968. Erich Ribbeck, su seleccionador, comunicó ayer telefónicamente al presidente de la federación germana, Egidius Braun, su "dimisión inmediata". Ribbeck se adelantó décimas de segundo al despido. La patética actuación del equipo, dos derrotas y un empate con un solo gol a favor, ha creado una atmósfera de tal calibre que lo más suave que ha escuchado Ribbeck llegó por boca del presidente del Partido Socialista Democrático, Dietmar Bartsch, que ayer le comparó con Erich Honecker, ex dirigente de la Alemania del Este: "Alemania ya tiene otro Erich que muerde el polvo".Ribbeck no ha vacilado al culparse del naufragio: "No supe hacer un equipo competitivo con los mejores jugadores de Alemania; ahora, dejo el camino libre tras una campaña catastrófica, desastrosa". Lo más grave es que nadie discute que Ribbeck sí llevó a los mejores, aunque diez de ellos estén en la treintena.

A sus 63 años, Ribbeck podrá volver a jugar al golf, justo lo que estaba haciendo en septiembre de 1998 cuando, entre hoyo y hoyo, sonó su teléfono móvil y un dirigente de la federación le ofreció el cargo de seleccionador. Erich, que estaba retirado, aceptó. La federación había contactado antes con Jupp Heynckes y Paul Breitner. El primero rechazó la oferta por enfermedad de su mujer; el segundo respondió vomitando insultos a los dirigentes del fútbol alemán. No había más solución que Ribbeck, al que no avalaba su currículo: en más de 20 años de carrera sólo un gran título, la UEFA ganada por el Bayer Leverkusen al Espanyol en 1988.

Alemania necesitaba un nuevo vuelo para el equipo tras el varapalo del Mundial de Francia, donde fue eliminada en cuartos por Croacia, lo que le costó el puesto a Berti Vogts. Con un puñado de veteranos y unas cuantas mediocridades, Ribbeck quiso repetir el éxito sin brillo de la Eurocopa de 1996. Con la Bundesliga huérfana de talentos, rescató a Matthäus (39 años), al que Vogts pensaba jubilar. Alemania sufrió una dolorosa derrota frente a Turquía en la fase de clasificación y el técnico estuvo contra las cuerdas. Luego llegó el escándalo de Jeremies, al que perdonó y convocó para la Eurocopa. Uli Stielike, su segundo, dimitió; y Bierhoff, capitán del equipo, impuso la vuelta de Haessler, de 34 años. Con este gallinero, Alemania llegó al torneo como había augurado Jeremies, "en estado miserable". Ha tocado fondo de tal manera que la lapidaria frase de Gary Lineker - "El fútbol es un juego de dos en el que siempre gana Alemania"- ha quedado desplazada por la del ex primer ministro Klaus Kinkel: "No puede ser que 22 hombres luchen por una pelota y siempre la pierdan los alemanes".

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