EUROCOPA 2000El grupo de la selección

El chico contra el grande

"Perder ante Eslovenia sería una catástrofe", dice el yugoslavo Boskov

"¿Señor Boskov?," preguntó un periodista en la conferencia de prensa de ayer, "¿si Eslovenia ganara a Yugoslavia sería una sorpresa?". "Una sorpresa, no", replicó el técnico yugoslavo, "sería una catástrofe". Dicharachero por naturaleza, el viejo Boskov, de 69 años, se mostró directo y especialmente socarrón. "Eslovenia es una nación que juega al tenis, al baloncesto, al balonmano, al esquí", añadió, "pero no al fútbol".Una manera quizá de disimular su preocupación por su equipo, un grupo anárquico por naturaleza, fracturado, muy veterano y que viene de completar una gira de preparación catast...

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"¿Señor Boskov?," preguntó un periodista en la conferencia de prensa de ayer, "¿si Eslovenia ganara a Yugoslavia sería una sorpresa?". "Una sorpresa, no", replicó el técnico yugoslavo, "sería una catástrofe". Dicharachero por naturaleza, el viejo Boskov, de 69 años, se mostró directo y especialmente socarrón. "Eslovenia es una nación que juega al tenis, al baloncesto, al balonmano, al esquí", añadió, "pero no al fútbol".Una manera quizá de disimular su preocupación por su equipo, un grupo anárquico por naturaleza, fracturado, muy veterano y que viene de completar una gira de preparación catastrófica, presidida por una derrota frente a Hong Kong por 4-2.

A Yugoslavia, en cualquier caso, le pueden bastar las individualidades para doblegar a Eslovenia. La pegada de Mijailovic, letal en los golpes francos, o el remate de Mijatovic, que aspira a decidarle un gol a su hijo Luka que hoy cumple ocho años. Son argumentos de peso en cualquier confrontación, y más contra Eslovenia, un equipo al que se asocia a dos nombres, el del técnico, Katanec, un reputado futbolista que acabó su carrera en el Sampdoria, y Zahovic, un media punta que compite en el Olympiakos del Pireo después de brillar en el Oporto. El club griego le paga un dineral a este zurdo de exquisita técnica, visión de juego y peligrosa llegada al área. Su carácter colérico, sin embargo, le ha traído muchos problemas en el Olympiakos, al que tratará de abandonar con una actuación estelar en esta Eurocopa. Zahovic dispone de toda la libertad para crear. Sabe que todos sus compañeros laboran para él, pero especialmente Ceh, que actúa de medio centro defensivo.

Katanec, un entrenador de 37 años que se verá las caras con su amigo y maestro Boskov, trabaja en silencio en espera de no salirse del escaparate después de alcanzar la clasificación en la repesca como segunda de un grupo gobernado por Noruega, contra quien volverá a enfrentarse en la fase final. "Prefiero a rivales técnicos que a Noruega", insistió ayer Katanec. El enfrentamiento con Yugoslavia es una motivación añadida para Eslovenia en su intento de reivindicarse en el panorama futbolístico internacional. Eslovenia, además, formó parte de Yugoslavia hasta que alcanzó la independencia en 1991.

"Habrá que tomarse el partido muy en serio o en caso contrario podemos tener un disgusto", ha dicho otro veterano yugoslavo como Stojkovic. "No nos anima ninguna otra contienda que no sea futbolística", insiste Mijatovic, quien ante el recuerdo del conflicto de los balcanes replica diciendo que compartió alineación en el Partizán de Belgrado con Milanic, Novac y Zahovic, hoy jugadores del Eslovenia. "Somos amigos y ganamos una copa juntos", zanjó el delantero del Fiorentina.

En Charleroi no se prevé otro resultado que la victoria de Yugoslavia, que acapara el protagonismo de la previa. De Eslovenia sólo se relatan cuentos de hadas, como si fuera el invitado preferido de la competición. Katanec prefiere que su equipo hable en el campo en lugar de protagonizar las conferencias de prensa, así que todo lo que rodea a Eslovenia es extrafutbolístico. Más que figuras, tiene un equipo muy solidario, anónimo si se quiere, pero dispuesto a seguir siendo protagonista continental, y para ello nada mejor que tumbar al ogro yusgoslavo.

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