Ullevi, un campo de mal recuerdo para Camacho desde 1983

El campo del Gotemburgo, el Mya Ullevi, donde ayer jugó la selección contra Suecia, trae un recuerdo triste a José Antonio Camacho. En ese escenario de curvas de hormigón, con capacidad para 42.000 espectadores, el Real Madrid vio cómo se malograba una temporada europea cuando creía tocar la gloria. Fue en la final de la Recopa, en 1983, y el Aberdeen escocés ganó en la prórroga por 2-1.Camacho formó en la defensa madridista junto a Juan José, el holandés Metgod e Isidro. Tal vez el viernes, al regresar al mismo escenario para dirigir el entrenamiento con la selección, recordara el gol de Blac...

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El campo del Gotemburgo, el Mya Ullevi, donde ayer jugó la selección contra Suecia, trae un recuerdo triste a José Antonio Camacho. En ese escenario de curvas de hormigón, con capacidad para 42.000 espectadores, el Real Madrid vio cómo se malograba una temporada europea cuando creía tocar la gloria. Fue en la final de la Recopa, en 1983, y el Aberdeen escocés ganó en la prórroga por 2-1.Camacho formó en la defensa madridista junto a Juan José, el holandés Metgod e Isidro. Tal vez el viernes, al regresar al mismo escenario para dirigir el entrenamiento con la selección, recordara el gol de Black y la respuesta de Juanito en el primer tiempo, y el final, cuando Hewitt remató el duelo a favor de los escoceses, en el minuto 113. Quizá la memoria de Camacho, prodigiosa para detallar su pasado en las canchas, le hiciera pasar un momento de nostalgia.

Ayer, cuando se encaminó al banquillo, el seleccionador español descubrió bajo el mismo cobertizo el banco que ocupó Alfredo Di Stéfano aquella noche como entrenador del Real Madrid. En el banco técnico del Aberdeen se sentó sir Alex Ferguson. El actual director general deportivo del Manchester United ganó fama como entrenador por sus éxitos en la Liga escocesa y en Europa cuando dirigía al Aberdeen. En sus memorias, Ferguson recuerda que antes de la final un viejo dirigente del Aberdeen que conocía a Di Stéfano le dio un consejo táctico: acudir al hotel de concentración del Madrid a entregar un pequeño presente a Di Stéfano, una botella de whisky escocés, para confundirle en su orgullo y, así, sacar una mínima ventaja a un partido que se esperaba perder por goleada.

Ferguson le tenía más confianza a su ídolo de la infancia, Di Stéfano, que a su propio equipo. Pero aquella noche quien levantaría la Copa sería él. Camacho, esa vez desde el campo, con su pundonor habitual, no pudo evitarlo. El Madrid no ganó aquella noche la Recopa y ya nunca podrá hacerlo -la pasada temporada se disputó la última edición del torneo-. Pero esa era la etapa en que el Madrid aún luchaba por ganar la séptima Copa de Europa.

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