FÚTBOL La gran final de París

Carboni, la baja más dolorosa

El Valencia echará de menos el carisma del jugador italiano, sancionado

Si hay alguien a quien le duela en el alma perderse un partido, ése es Amedeo Carboni, un tipo noble y visceral que se ha ganado el cariño tanto de la hinchada como de sus compañeros, que lo mantearon en el último partido de Liga ante el Zaragoza. Carboni ha completado una extraordinaria campaña a sus 35 años tanto en la Liga como en la Liga de Campeones, y, si embargo, cuando llega la cita más importante del año, la más grande de la historia del Valencia y de su propia carrera futbolística, no puede estar por una estúpida e innecesaria entrada a destiempo a Figo, en el choque de vuelta de las...

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Si hay alguien a quien le duela en el alma perderse un partido, ése es Amedeo Carboni, un tipo noble y visceral que se ha ganado el cariño tanto de la hinchada como de sus compañeros, que lo mantearon en el último partido de Liga ante el Zaragoza. Carboni ha completado una extraordinaria campaña a sus 35 años tanto en la Liga como en la Liga de Campeones, y, si embargo, cuando llega la cita más importante del año, la más grande de la historia del Valencia y de su propia carrera futbolística, no puede estar por una estúpida e innecesaria entrada a destiempo a Figo, en el choque de vuelta de las semifinales ante el Barça en el Camp Nou.El carácter: siempre fue éste su principal defecto y al mismo tiempo su principal virtud. Es pisar un terreno de juego y empezar a pasarse de revoluciones. Preguntado por el secreto de su longevidad futbolística, Amedeo responde con claridad: "Lo que manda es la cabeza y la cabeza la tengo bastante bien... hasta que entro en el campo". El día que debutó en la Liga, en septiembre de 1997 ante el Barcelona en Mestalla, ya fue expulsado por una espectacular entrada precisamente a Figo. Tres años y tres magníficas temporadas después, otra entrada a la estrella portuguesa del Barça lo ha dejado de nuevo en la cuneta. Carboni arrastra un historial casi delictivo desde que está en España: se ha perdido 16 partidos por sanción (tres en la primera Liga, dos en la segunda, ocho en la recién terminada, dos en la pasada Copa de la UEFA y éste de la final de la Liga de Campeones). Y, sin embargo, Carboni se vanagloria de no haber lesionado nunca a nadie, entre otras cosas porque juega siempre con tacos de goma, una garantía de que sus entradas harán menos daño que si jugara con tacos de aluminio.

Después de dos años en el Sampdoria y siete en el Roma, Carboni llegó a Valencia a sus 32 años atento a la llamada de Jorge Valdano, que quería un lateral izquierdo rápido, de buena técnica, pero sobre todo de mucha personalidad. Las tres cualidades se apreciaron pronto, si bien pocos sospechaban en Mestalla que el alto rendimiento del italiano se prolongaría tres temporadas más. Lo que le ha permitido renovar por otra campaña.

Cuando Carboni no ha jugado por sanción o por lesión, el Valencia lo ha sentido mucho. En los cuatro primeros partidos de Liga, por ejemplo, no sumó ni un solo punto. En la primera ronda de la presente edición de la Copa de Rey, el conjunto de Cúper cayó 3-0 ante Osasuna en El Sadar, siendo eliminado de la competición de la que es vigente campeón. En el choque de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones en Roma ante el Lazio, además, el equipo de Cúper perdió 1-0 y sufrió muchísimo para defender la ventaja de 4-1 que llevaba de Mestalla.

Se trata, pues, de una baja muy dolorosa para el Valencia, tanto desde el punto de vista anímico (el buen rollo que trasmite Carboni a sus compañeros) como desde el táctico (Cúper no confía en su sustituto natural, el argentino Fagiani). De ahí que el entrenador argentino, ante la ausencia de Carboni, haya optado en algunas ocasiones por colocar de lateral al central sueco Björklund. Si bien para la cita del miércoles, Cúper parece ser más atrevido y se ha decidido por Gerardo, un centrocampista de la cantera madridista reconvertido en lateral derecho primero y que el miércoles jugará, casi por primera vez en su vida, de lateral izquierdo.

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