El San Antonio roza la Recopa

Las aguas del balneario de Fitero regeneraron a los veteranos del Portland San Antonio, que están muy cerca de traer a Pamplona la Recopa, su primer título continental. Bajo la batuta del maestro ruso Oleg Kisselev, de 33 años, el equipo navarro superó ayer con claridad (28-19) a los correosos -pero inexpertos- rivales del Dunafferr húngaro. Mucho peor lo tiene el Valladolid en la Copa de Ciudades tras caer en Alemania ante el Grosswallstadt por 30-23.El equipo navarro fue ayer el de sus mejores días. A la indiscutible calidad de todos sus hombres se unió el ímpetu ausente en los últimos parti...

Las aguas del balneario de Fitero regeneraron a los veteranos del Portland San Antonio, que están muy cerca de traer a Pamplona la Recopa, su primer título continental. Bajo la batuta del maestro ruso Oleg Kisselev, de 33 años, el equipo navarro superó ayer con claridad (28-19) a los correosos -pero inexpertos- rivales del Dunafferr húngaro. Mucho peor lo tiene el Valladolid en la Copa de Ciudades tras caer en Alemania ante el Grosswallstadt por 30-23.El equipo navarro fue ayer el de sus mejores días. A la indiscutible calidad de todos sus hombres se unió el ímpetu ausente en los últimos partidos para completar una actuación redonda, sobre todo en la segunda parte. Ciertamente, el Dunaffer ayudó: sólo el ruso Kuzmícsov, magistral en la dirección y en el tiro, y el portero cubano Vladímir Rivero, a rachas, estuvieron al nivel que sin duda tiene el cuadro húngaro. Quizá acusaron la ausencia del veterano Marosi; en todo caso, dieron la impresión de buscar una derrota corta.

De hecho, el desarrollo de la primera parte incitaba a pensar en esa dirección. Entre otras razones, porque el portero español Búligan, de origen rumano, parecía acusar repentinamente la crisis de los 40 años, que cumplió el sábado. Pero la defensa del San Antonio era ejemplar, Kisselev emulaba a Von Karajan, Martín era un ariete muy peligroso a pesar de jugar con una máscara transparente para proteger su nariz (rota por quinta vez el mes pasado), y Errekondo ejecutaba eficazmente desde la línea de seis metros.

Tras el descanso, que finalizó con un 14-9 favorable, a esas virtudes se añadieron otras. Búligan, una leyenda en activo, volvió a parar como cuando tenía 39 años. Y el artillero bielorruso Yakímovich se entonó por fin. A su lado, Kisselev parecía transfigurado; nunca ha dejado de ser un catedrático del balonmano, pero últimamente jugaba andando, como desganado o impotente. Sin embargo, ayer dio una lección magistral, además de derrochar energía, tal vez por los baños de Fitero.

San Antonio: Búligan (Norklit); Ambros (1), Olalla, Kisselev (7), Garralda (3), Mainer (3), Errekondo (4) -equipo inicial-, Barbeito (3, todos de penalti) Yakímovich (4), Villaldea y Martín (3).

Dunaferr: Rivero (Zsembery); Decsi (3), Mocsai (1), Marcinkevicius (4, 2 de penalti), Kertesz (1), Bene (3), Gal -equipo inicial-, Rosta (2), Kuzmicsev (5), Kemeni y Karolyfi.

Demasiado Grosswallstadt

El Valladolid se despidió en la localidad alemana de Elsenfeld casi de ganar la Copa de las Ciudades. En el polideportivo Ruldof Harbig (mítico atleta mediofondista que murió en la Segunda Guerra Mundial), el Grosswallstadt, que tiene como cerebro al francés Richardson fue muy superior al correoso conjunto castellano. La defensa alemana, que tardó un poco en ajustarse al principio del encuentro fue luego la gran baza. Frenó los escasos recursos rivales y fue clave para enlazar los contraataques.

Grosswallstadt: Ramota; Boldsen (2), Roos (7), Kljacic (4), Grimm (4), Kunze (5), Richardson (4), Sweinfurth (1), Mierzwa (3).

Valladolid: Malumbres; Pisonero (12), Raúl (3), Davis (1), Romero (2), Roberto (1), López (1), Chema (3).

En la Copa EHF femenina, en cambio, el Ferrobús valenciano sí decidió su semifinal en la ida ganando al Slovan Duslo eslovaco, 29-19. Hoy juega en la Recopa el Milar, en Dinamarca, ante el Ikast Bording