El inofensivo Betis concede a la Real uno de sus triunfos menos angustiosos

En otros tiempos, un Real Sociedad-Betis despertaba interés. Ahora, sólo el resultado alberga emociones, y morbo. En cuanto a juego, los dos equipos han entrado en un círculo vicioso y ya se conforman con un fútbol resultadista. En el partido hubo tensión, como no podía ser menos en unas circunstancias tan penosas para uno y otro. Pero no llegó a la angustia. Sobre todo para la Real, que dentro de lo que cabe obtuvo uno de sus triunfos más desahogados. Se lo debe a Jankauskas, un delantero que sabe hacer su trabajo sin artificios. El lituano marcó en un cabezazo típico de un nueve y la Real su...

En otros tiempos, un Real Sociedad-Betis despertaba interés. Ahora, sólo el resultado alberga emociones, y morbo. En cuanto a juego, los dos equipos han entrado en un círculo vicioso y ya se conforman con un fútbol resultadista. En el partido hubo tensión, como no podía ser menos en unas circunstancias tan penosas para uno y otro. Pero no llegó a la angustia. Sobre todo para la Real, que dentro de lo que cabe obtuvo uno de sus triunfos más desahogados. Se lo debe a Jankauskas, un delantero que sabe hacer su trabajo sin artificios. El lituano marcó en un cabezazo típico de un nueve y la Real sumó su cuarto triunfo consecutivo en Anoeta.El Betis no dio la talla. Arrastra una campaña miserable como visitante y ayer no fue menos. Sigue con un juego desorganizado, sin la menor comunicación entre líneas. Ni con Griguol ni con Hiddink asusta fuera de Sevilla. Sin duda, la Real -la obligación de jugar en casa manda- puso más empeño. No hizo nada desbordante, pero sí lo justo para asomarse de vez en cuando al área de Prats. Con el gol ya en el marcador, mejoró sus prestaciones. Olvidó su tendencia al repliegue y defendió la renta atacando. Al fin y al cabo todavía tiene una banda izquierda (Aranzabal y De Pedro) internacional.