La lluvia empaña la 'cremà' de las Fallas más multitudinarias de la década

El sol radiante y las temperaturas estivales, de que han gozado el millón de visitantes de las Fallas, se despidieron ayer de un plumazo. El epílogo de la fiesta empezó con un cielo plomizo y viento racheado, que acabó por empañar la fiesta con el aguacero que se desató a las 22.30, nada más arder la primera falla infantil. El viento provocó el desplome de una segunda falla de la Sección Especial, Antic Regne-Mestre Serrano antes del ritual de fuego. El mal tiempo, que obligó a suspender el castillo de fuegos, no impidió que los más fieles acudieran a la tradicional cremà de la plaza del Ayunt...

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El sol radiante y las temperaturas estivales, de que han gozado el millón de visitantes de las Fallas, se despidieron ayer de un plumazo. El epílogo de la fiesta empezó con un cielo plomizo y viento racheado, que acabó por empañar la fiesta con el aguacero que se desató a las 22.30, nada más arder la primera falla infantil. El viento provocó el desplome de una segunda falla de la Sección Especial, Antic Regne-Mestre Serrano antes del ritual de fuego. El mal tiempo, que obligó a suspender el castillo de fuegos, no impidió que los más fieles acudieran a la tradicional cremà de la plaza del Ayuntamiento de Valencia.

La emblemática falla de la plaza del Ayuntamiento de Valencia, la última en quemarse como marca la tradición, no cedió anoche al envite de la lluvia y ardió en toda regla, mejor incluso que el año pasado, pese al riesgo que entrañaba que el agua hubiera permeado la carga de pólvora, como pasó en Na Jordana. El rito de la cremà devoró, así, los ninots de las 1.500 fallas plantadas en la Comunidad, la mitad en Valencia y el resto en los 88 municipios que celebran la fiesta. La gran afluencia de visitantes a la capital volvió anoche a llenar de fieles el centro de la ciudad. Miles de personas que, paraguas en mano, se resistían a perderse la cremà. El fuerte aguacero, que se desató poco después de quemarse la primera falla infantil, obligó a las comisiones falleras a reducir las cargas de pólvora y a que el dispositivo de seguridad, formado por un millar de bomberos, policías y voluntarios de Protección Civil, estuviera en alerta. Con todo, los 150.000 falleros llegaron al final como es habitual: con la voz hecha jirones y el cansancio propio de una semana de despertaes, pasacalles y verbenas, sin tregua. De ello dan fe los 4.616 millones invertidos en ninots, pirotecnia, indumentarias, flores y bandas de música.

Las últimas fallas del milenio pasarán a la historia como las más multitudinarias de la década, con la invasión pacífica de un millón de peatones que desterraron los vehículos del centro. Pero, también quedarán en la memoria como las más accidentadas. La mascletà del domingo de la jornada electoral dio inicio a una espiral de accidentes, dejando 24 heridos al reventar una carcasa en la esquina de Correos, que no ha cejado hasta el final. Desde que comenzaron las mascletàs el primero de marzo, la Cruz Roja ha atendido a 900 heridos, la mayor parte de ellos por manipular cohetes, y otros 500 por lipotimias causadas en momentos de más concentración, especialmente la Nit del Foc.

A estos accidentes se sumó el inusual desplome de dos de los diez monumentos de la Sección Especial. La falla de Cuba-Buenos Aires, la más cara de todos los tiempos, tasada en 32 millones de pesetas, se vino abajo el mismo día de la plantà. Ayer a las 16.20 la del barrio de Russafa: Antic Regne-Mestre Serrano, corrió la misma suerte. Resquebrajada y sujeta con tirantes, a primera hora de la tarde se desmoronó entera. Los controles y denuncias de la Policía a conductores, detenciones de carteristas y cierres de locales se han quintuplicado (más de 5.000 intervenciones) en un año especial, al coincidir las Fallas con la jornada electoral y el horizonte de un largo fin de semana por delante, lo que ha favorecido la alfuencia masiva de visitantes en Valencia.

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