Un sindicalista con una larga trayectoria política
Juan Guil, de 46 años, lleva dos lustros defendiendo los derechos de los trabajadores desde dos frentes: el del partido y el del sindicato. Su familia llegó a Sabadell (Vallès Occidental) a principios de la década de los cincuenta procedente de Málaga. Él, el mayor de cinco hermanos, no había ni soplado las velas de la mayoría de edad cuando se afilió a la Juventud Comunista y según propia confesión, lo hizo porque era lo que hacían la mayoría de sus compañeros del barrio de Poblenou de Sabadell. Estuviera o no convencido, lo de escribir consignas en las paredes y repartir octavillas en las po...
Juan Guil, de 46 años, lleva dos lustros defendiendo los derechos de los trabajadores desde dos frentes: el del partido y el del sindicato. Su familia llegó a Sabadell (Vallès Occidental) a principios de la década de los cincuenta procedente de Málaga. Él, el mayor de cinco hermanos, no había ni soplado las velas de la mayoría de edad cuando se afilió a la Juventud Comunista y según propia confesión, lo hizo porque era lo que hacían la mayoría de sus compañeros del barrio de Poblenou de Sabadell. Estuviera o no convencido, lo de escribir consignas en las paredes y repartir octavillas en las postrimerías de la dictadura de Franco le costó dos condenas en la prisión Modelo de Barcelona y el despido.Fue entre rejas donde tomó conciencia política. Lo de hacer de soldado lo acabó de decidir: a la vuelta del servicio militar, en el año 1976, se incorporó al PSUC. Desde entonces ha formado parte de los órganos de dirección del PSUC, primero, de IC, después, y ahora del PSUC Viu y de EUiA. En las últimas elecciones municipales formó parte de la candidatura de la Entesa per Sabadell, liderada por Dolors Calvet y ahora ocupa el tercer puesto en la lista por Barcelona de la coalición entre EUiA y Els Verds. En Comisiones Obreras entró en el año 1977 como encargado de prensa en el sindicato de la construcción, fue responsable de formación y cultura, y hasta el año pasado ejerció como secretario general del Vallès Occidental.
Albañil de oficio, dejó su trabajo en la construcción para dedicarse al sindicato a finales de los setenta. Casado y con una hija, entusiasta de Led Zeppelin y "futbolero de toda la vida", este sindicalista que se divierte pescando y haciendo "chapuzas" en casa, no parece hombre de grandes discursos. Se mueve con discreción, pero con una lengua mordaz, siempre en defensa de sus ideales comunistas.