El rubio incombustible Mendieta ha disputado 103 partidos en 19 meses, y los psicólogos lo atribuyen a su facilidad para desconectar después de los partidos

Si no fuera porque se divierte haciéndolo, podría pensarse que Gaizka Mendieta, de 25 años, juega a destajo. Como si cobrara por horas. Y no es que juegue partidillos de calle o de escuela, de ésos que se prolongan durante la tarde y traspasan la noche. No. Son encuentros de Liga (23), Liga de Campeones (10), Copa del Rey (2), Supercopa de España (2), además de sus incursiones en las selecciones de España (siete) y de Euskadi (1), sin contar los amistosos con el Valencia. Total, 45 partidos en lo que va de competición, incrementando el ritmo tan febril con el que terminó la pasada campaña (58 ...

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Si no fuera porque se divierte haciéndolo, podría pensarse que Gaizka Mendieta, de 25 años, juega a destajo. Como si cobrara por horas. Y no es que juegue partidillos de calle o de escuela, de ésos que se prolongan durante la tarde y traspasan la noche. No. Son encuentros de Liga (23), Liga de Campeones (10), Copa del Rey (2), Supercopa de España (2), además de sus incursiones en las selecciones de España (siete) y de Euskadi (1), sin contar los amistosos con el Valencia. Total, 45 partidos en lo que va de competición, incrementando el ritmo tan febril con el que terminó la pasada campaña (58 participaciones entre Liga, Copa del Rey, Intertoto, UEFA y selección española). 103 partidos en temporada y media, a un promedio de 1,51 por semana. Y no estamos ante un portero o un defensa con mucha experiencia para medir sus fuerzas, sino ante un centrocampista exuberante: lleva nueve goles en Liga (siete de penalti), es el tercer máximo rematador de la Liga (57 remates, tan sólo por detrás de Luis Cembranos y de Hasselbaink), y también es el segundo jugador que más balones pierde (305), únicamente precedido por Pompei (309). Un ritmo frenético al que sólo se acerca la voracidad competitiva del madridista Raúl, que ha disputado 95 encuentros entre la pasada campaña (56) y ésta (39), informa Óscar Sanz."Me gusta participar mucho en el juego, tener mucho contacto con el balón, es la manera de divertirte y de que no llegue el hastío", explica Mendieta, que, sin embargo, admite momentos de debilidad, de "baches" en los que le apetecería parar. Descansar. Pero se adapta: "Después, cuando llegan las vacaciones, se disfrutan a tope".

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Para entender este registro casi inhumano hay que reparar primero en la constitución física del jugador. Mendieta fue campeón de España infantil de 1.000 metros obstáculos, y ha practicado atletismo desde muy chico hasta los 15 años, cuando empezó en serio con el fútbol con el Castellón. "Mendieta está muy bien dotado genéticamente: se cuida mucho, hace un trabajo específico de gimnasio y tiene gran capacidad de recuperación -después de un gran esfuerzo, las pulsaciones le bajan con rapidez-. Es un deportista inteligente", resume su preparador físico en el Valencia, el argentino Juan Manuel Alfano, que advierte: "Acumular una gran cantidad de partidos no significa que se desgaste más: los partidos son la mejor preparación para un futbolista. Llegará en perfecto estado a la Eurocopa [si es convocado por José Antonio Camacho]". Mendieta trabaja casi a diario en el gimnasio, donde busca la armonía entre la fuerza y su extraordinaria resistencia. "La resistencia a veces no es suficiente", indica el jugador.

Capacidad para desconectar

La predisposición física es indudable en Mendieta, consciente de que ésta es su mayor cualidad, pero de nada le serviría si no dispusiera de otras virtudes anímicas. La desconexión, por ejemplo. Acabado el choque de turno, Mendieta apaga la luz de la jornada. Se aísla. Conserva los amigos de siempre y con ellos va a conciertos de rock, a comprar discos (posee una gran colección) o al cine. "La capacidad de desconectar reduce el agotamiento, que es lo que produce la pérdida de creatividad", señala el psicólogo deportivo José Carrascosa. "Cuando uno se dedica a algo, se le exige máxima entrega, sobre todo en el fútbol, pero es importante disfrutar también de otras cosas", aporta Mendieta.

La creatividad del centrocampista ha aumentado en gran medida en los últimos años. Antes no pasaba de ser un lateral derecho cumplidor. Ahora se permite el lujo de marcar goles maravillosos como el de la final de la pasada Copa del Rey (aquel sombrero que pintó de espaldas y dejó tirada a la defensa del Atlético). Eso quiere decir que Mendieta obtiene sensaciones placenteras jugando al fútbol. "Si uno se deleita con lo que hace, el agotamiento es mucho más tardío", añade el psicólogo, que explica del mismo modo la longevidad deportiva de Andoni Zubizarreta. "Los futbolistas tenemos que ganar títulos y dinero", admite Mendieta, "pero es mucho más fácil llegar a eso si disfrutas jugando".

Zubizarreta, que posee el récord de partidos en la Liga (622), es uno de los referentes de Mendieta desde que coincidieran cuatro años en el club de Mestalla. De él quiso heredar el centrocampista el equilibrio y la confianza en sí mismo. "Mendieta no vive del reconocimiento de los demás. Sabe cuáles son sus cualidades y no se somete cada domingo a una reválida", agrega el psicólogo. "Hay opiniones sobre lo que uno hace que se valoran más, por ejemplo la de mi padre [que fue portero del Castellón]", agrega el jugador.

Ya lleva ocho años en Primera y ha aprendido mucho. A relativizar los éxitos y los fracasos. Y a medir sus palabras. Como cuando salió la semana pasada en defensa de sus compañeros Piojo López y Camarasa en el enfrentamiento con el técnico Héctor Cúper, pero lo hizo con tal sutileza que el entrenador no se sintió ofendido. "Lo de apartar a Camarasa, personalmente no lo comparto", dijo Mendieta. Y quedó bien con unos y con otros. Es un líder silencioso. Lo que lo convierte de largo en el jugador más valorado por la afición del Valencia, que aprecia además que el pasado verano rechazara una oferta del Real Madrid para seguir en Mestalla. Eso sí, cobrando 200 millones limpios por temporada. El Valencia se los paga a gusto: es su rubio incombustible.

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