BALONMANO - EUROPEO

España, clasificada para las semifinales

España jugará el mañana (20.00) la semifinal del Campeonato de Europa ante Suecia. España se clasificó ayer tras ganar a Alemania (27-25) y empatar Croacia y Francia (26-26). La otra semifinal la disputarán Rusia y Francia mañana (17.30).El partido fue precedido de una gran pregunta: ¿Persiste la pájara de los españoles? Eso era lo esencial, a pesar de las importantes bajas de Duishebáiev, Urdangarín -ambos con gripe-, Carlos Ortega -pendiente de si irá al quirófano en España- y Fort, el capitán que siempre levanta la moral, ausente por un problema familiar grave. De los tres partidos contra A...

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España jugará el mañana (20.00) la semifinal del Campeonato de Europa ante Suecia. España se clasificó ayer tras ganar a Alemania (27-25) y empatar Croacia y Francia (26-26). La otra semifinal la disputarán Rusia y Francia mañana (17.30).El partido fue precedido de una gran pregunta: ¿Persiste la pájara de los españoles? Eso era lo esencial, a pesar de las importantes bajas de Duishebáiev, Urdangarín -ambos con gripe-, Carlos Ortega -pendiente de si irá al quirófano en España- y Fort, el capitán que siempre levanta la moral, ausente por un problema familiar grave. De los tres partidos contra Alemania en las semanas previas al Europeo, España ganó el segundo con todos los suplentes como titulares. Además, los germanos acusan las ausencias del maestro Wenta y el pivote Schwarzer. Sí estaba el extremo Kretzschmar, cuya inmensa calidad y estilo espectacular se unen a otros elementos que le han convertido en un ídolo de masas: pelo pintado de amarillo con cresta roja, 9 tatuajes y 7 incrustaciones (piercings) en el cuerpo, dueño de un popular restaurante, presentador de un programa musical de televisión y partidario de que la marihuana no se considere dopaje.

ESPAÑA 27 ALEMANIA 25

España: Barrufet (portero), Guijosa (6), Lozano (5), Olalla, M. Ortega (3), Urdiales (2, uno de penalti), Xepkin (5) -equipo inicial-, Masip (6, tres de penalti) Entrerríos, Olalla, Juancho Pérez, Ugalde y Núñez. Excluidos: Xepkin y Olalla.Alemania: Fritz (p.), Kretzschmar (3), Stephan (3), Von Behren (2), Zerbe (2), Petersen (3), Roos (6, dos de penalti) -equipo inicial-, Schläger, Hahn, Bezdicek, Baur (6, dos de penalti) y Ramota (p.s.). Excluidos: Von Bahren (2), Bezdicek y Zerbe. Árbitros: Boye y Jensen (Dinamarca). Marcador cada cinco minutos: 2-3, 4-4, 6-4, 7-6, 8-7, 12-9 (descanso), 15-12, 16-14, 21-14, 24-16, 24-21 y 27-25. 2.500 espectadores en el Dvorana Mládosti.

El temor a que la pájara fuese pertinaz se disipó unos minutos antes del pitido inicial, cuando parte del público croata pitó el himno de España y aplaudió a Alemania, cuya eventual victoria facilitaba la clasificación de Croacia. Los hombres de Juan de Dios Román se enrabietaron: los fantasmas del martes ante Francia volvían a ser ogros. Y el partido comenzó con varias jugadas importantes desde el punto de vista psicológico: Kretzschmar falló su primera diablura ante Barrufet, cuya formidable actuación le amargó la tarde; el gigante español Xepkin, que el martes lloraba de impotencia y se disolvía como un azucarillo, era precisamente quien estrenaba el marcador de su equipo. Y Lozano, el único artillero genuino, metía el segundo gol.

Una ceja sangrante de Masip, fuera durante varios minutos, y los evidentes errores de los árbitros en ambas direcciones, aunque más en contra de España -"¡Ya está bien!", le gritó Román a uno de ellos cuando le mostraron la tarjeta amarilla-, rompieron el ritmo natural del encuentro. Ugalde suplió bien a Masip en defensa como avanzado agresivo (vulgarmente, mosca cojonera), pero Entrerríos no dirigió bien el ataque, confirmando que su talento es tan grande como su inmadurez.

Volvió Masip y todo empezó a ir mejor para España. Su juego no era maravilloso porque Masip no tiene el sentido del ritmo del maestro Duishebáiev; pero sí posee la valiosa cualidad de jugarse el tipo entre líneas con arrojo, cintura, fuerza y precisión en el tiro. Mariano Ortega, el suplente de Urdangarín, hacia aceptablemente bien su tarea y, lo más importante, el tono general del equipo en defensa estaba a años luz del exhibido ante Francia.

Hubo un rato en el que incluso funcionó el contraataque -una de las asignaturas pendientes de España en este Europeo- y fue entonces cuando parecía que Alemania estaba recibiendo un baño: 24-16 a falta de diez minutos. La diferencia de goles era importante porque podía decidir el semifinalista en algunos casos de triple empate con Francia y Croacia.

Pero entonces ocurrió lo que el deprimido público no podía esperar. España falló varios ataques seguidos -"cada vez nos hacían una falta y el árbitro no la pitaba", se quejó después Román- y Alemania los transformó en gol al contragolpe. El 0-5 parcial despertó a los chillones y a los alemanes, y acongojó a los españoles. Pero éstos tuvieron acierto y suertecilla en el correcalles que siguió y amarraron una victoria que, en buen lógica, debería ponerles en las semifinales: ocho puntos sobre 10 posibles y pájara superada.

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