Un muerto y un herido grave al explotarles la bombona que serraban

Ángel Torres, de 53 años, murió ayer en su chatarrería de Aranjuez al estallar en su cara la bombona de gas propano que serraba junto a su sobrino, Jesús Torres, de 23. Éste también resultó herido grave con quemaduras de segundo grado en cara y brazos. El accidente desató un aparatoso incendio entre los miles de coches que se almacenaban en la chatarrería. Anoche, los bomberos todavía se afanaban en apagar las llamas.

El trágico accidente ocurrió ayer por la mañana en la chatarrería Las Torres, ubicada en el Cerro de la Linterna, de Aranjuez, muy cerca del polígono industrial de la loca...

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Ángel Torres, de 53 años, murió ayer en su chatarrería de Aranjuez al estallar en su cara la bombona de gas propano que serraba junto a su sobrino, Jesús Torres, de 23. Éste también resultó herido grave con quemaduras de segundo grado en cara y brazos. El accidente desató un aparatoso incendio entre los miles de coches que se almacenaban en la chatarrería. Anoche, los bomberos todavía se afanaban en apagar las llamas.

El trágico accidente ocurrió ayer por la mañana en la chatarrería Las Torres, ubicada en el Cerro de la Linterna, de Aranjuez, muy cerca del polígono industrial de la localidad ribereña. Ángel y su sobrino solían serrar y desguazar las bombonas de gas y oxígeno en el exterior de la nave. El propietario de la chatarrería utilizaba una sierra eléctrica que disponía de una cinta de seguridad. Esta tarea, que nunca les sobresaltó, según los empleados, se convirtió ayer en una trampa mortal.

La botella de gas propano reventó delante de Ángel, casado y con tres hijos. El hombre murió abrasado camino del hospital en una ambulancia del Sercam ya que la onda expansiva le alcanzó de lleno. Según los médicos, tenía quemaduras en el 80% de su cuerpo.

Graves quemaduras

Jesús, el sobrino del fallecido, tuvo más suerte, ya que se hallaba a un metro de la bombona. Fue trasladado por el helicóptero del Sercam al hospital Doce de Octubre con quemaduras de segundo grado en la cara y en una rodilla y con la fractura del fémur. Su estado es grave.

El hermano del fallecido y otro empleado también se hallaban al otro lado del desguace en el momento del accidente. Se encontraban empaquetando varios recipientes.

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Ángel Torres, copropietario de la chatarrería, llevaba dos décadas serrando las bombonas y botellas de oxígeno, acetileno y gas propano y butano que recogían en las fábricas de los alrededores o que les enviaban otros centros de la región.

Un primo del fallecido declaró que éste nunca había sufrido ningún percance. "Ángel siempre serraba las botellas pensando que estaban vacías o con un poco de gas, aunque también hemos serrado botellas de gas llenas y no ha pasado nada", añadió este pariente.

Hace varios años, en la misma chatarrería, se produjo una explosión por otras causas en la que también resultó herido grave uno de los trabajadores, según indicó un miembro de la Policía Municipal.

Los bomberos ignoran la capacidad y el contenido de la bombona que reventó, aunque, según las primeras hipótesis policiales, se sospecha que el recipiente estaba lleno de gas propano.

La onda expansiva desató varias chispas que prendieron entre la moqueta interior de los centenares de coches y cables que se acumulaban en la chatarrería. Enseguida, las llamas se extendieron en la gigantesca montaña de automóviles. El jefe de bomberos de la Comunidad de Madrid dijo que el fuego era muy aparatoso al arder la tapicería y los neumáticos de los "miles de vehículos que había en la zona del desgüace". El incendio desencadenó una inmensa columna de humo negro visible desde toda la zona sur de la región.

Hasta el lugar de la explosión se desplazaron varias ambulancias, Policía Local y Nacional, miembros de Protección Civil y una decena de camiones de bomberos de los parques de Aranjuez, Parla y Arganda del Rey.

A las diez de la noche de ayer el incendio seguía activo pero controlado, según los bomberos. En la chatarrería trabajan anoche cinco dotaciones, integradas por 20 bomberos. En los trabajos también colaboraban dos excavadoras que abrieron una zanja para evitar que el fuego se propagase a los restos de coches y neumáticos del almacén.

Cables de alta tensión

Los bomberos recogieron el agua del río Tajo con las bombas de la empresa Fyse, situada cerca de la chatarrería. "Aquí tenemos trabajo para toda la madrugada", dijo uno de los bomberos.

A lo largo de la tarde también se acercaron al lugar de la explosión varios técnicos de Unión Fenosa, debido a que había varios cables de alta tensión sobre la chatarrería.

La explosión de Aranjuez no fue la única que ocurrió ayer. A las nueve de la mañana se produjo otra violenta deflagración de gas en un piso situado en la tercera planta del número 18 de la calle de Belianes, en el distrito madrileño de Hortaleza. En el suceso resultó herido grave un hombre de 31 años. Sufrió quemaduras de segundo grado en cara y brazos y fue trasladado por el Samur a la Unidad de Quemados del hospital de La Paz en estado grave.

El Samur también atendió de heridas leves a la madre del herido, de 60 años. Los médicos municipales auxiliaron a una pareja de inquilinos que sufrió una crisis de ansiedad tras la explosión.

El estallido destrozó la tabiquería interior del inmueble, aunque no afectó a la fachada de la casa, según informó la Policía Municipal.

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