Entrevista:

ANTONIO ÁLAMO DRAMATURGO "El instrumento para señalar los males de nuestra época es la ironía"

Antonio Álamo (Córdoba, 1964) no quiere convertirse en el paladín del teatro comprometido, a él no le va lo fácil. Sin embargo, forma parte de ese escaso grupo de autores que tiene "sensibilidad política" y la explota. Después de acumular los más importantes premios de teatro que se conceden en España, como el Marqués de Bradomín en 1991, el Tirso de Molina en 1993 o el Premio Borne de 1996, estrena en Andalucía su obra Los enfermos, una pieza en la que continúa la disección de la sociedad que nació tras la Segunda Guerra Mundial, tarea que inició con Los borrachos. El montaje de Los enfermos ...

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Antonio Álamo (Córdoba, 1964) no quiere convertirse en el paladín del teatro comprometido, a él no le va lo fácil. Sin embargo, forma parte de ese escaso grupo de autores que tiene "sensibilidad política" y la explota. Después de acumular los más importantes premios de teatro que se conceden en España, como el Marqués de Bradomín en 1991, el Tirso de Molina en 1993 o el Premio Borne de 1996, estrena en Andalucía su obra Los enfermos, una pieza en la que continúa la disección de la sociedad que nació tras la Segunda Guerra Mundial, tarea que inició con Los borrachos. El montaje de Los enfermos que ha realizado la prestigiosa compañía de José Luis Gómez Teatro de la Abadía, de Madrid, ha estado en el teatro Alhambra de Granada el 7 y el 8 de enero. La obra, dirigida por Rosario Ruiz Rodgers, podrá verse en el teatro Central de Sevilla del 13 al 15 de este mes.Pregunta. ¿Da usted por terminada con esta obra su indagación en el orden político que surgió tras la Segunda Guerra Mundial?

Respuesta. Si, por ahora. Los enfermos señala a tres grandes personajes -Hitler, Stalin y Churchill- que están contaminados por el poder. Es un poder vacío de contenido que se desgaja de cualquier tipo de ideología. La obra es una fábula en torno a uno de los personajes mas míticos de este siglo, Hitler.

P. Sin embargo, tanto en esta obra como en Los espejos de Velázquez, los protagonistas son los grandes ausentes...

R. Los mitos tienen una extraña cualidad: pueden estar presentes de una forma fantasmal. En el caso de Hitler está muy claro, su figura ha estado flotando en toda la segunda mitad del siglo XX. La obra recoge un hecho real y es la profunda admiración que Stalin sentía por Hitler, es algo que está documentado. Stalin se sintió traicionado cuando Alemania invadió la Unión Soviética.

P. ¿Por qué no le gusta la etiqueta de teatro comprometido?

R. El instrumento para señalar los males de nuestra época es la ironía, más que una denuncia abierta.

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P. Los enfermos se estrenó en el Teatro de la Abadía de Madrid el pasado 20 de noviembre, ¿casualidad?

R. La verdad es no fue algo intencionado, pero tuvo mucha gracia que se estrenara el mismo día que murió Franco, un personaje que también admiraba mucho a Hitler, pero él lo despreciaba.

P. Teatro del Temple, de Zaragoza, está preparando el estreno de otra nueva obra, Pasos, ¿tiene también referencias históricas?

R. No, trata de relaciones humanas. Hay cuatro personajes: dos cucarachas, una madre y una hija. Además, estoy terminando de escribir Caos, una obra que ya tiene novios para subir a escena.

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