"El PSOE tiene que abandonar el discurso de González y respetarnos"

De la noche a la mañana, ha visto cómo su proyecto de ir paulatinamente abandonando la primera fila de la política se iba al traste. A sus casi 61 años, Francisco Frutos, secretario general del PCE, se tiene que enfrentar, por necesidades de un guión marcado por la salud de Julio Anguita, a un reto del que es casi imposible salir bien parado: encabezar la candidatura de Izquierda Unida (IU) en unas elecciones donde se le augura la pérdida de la mitad de sus votantes con respecto a 1996. Quiere dejar muy claro desde el principio que es un candidato de emergencia, y que, por tanto, no cambiará l...

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De la noche a la mañana, ha visto cómo su proyecto de ir paulatinamente abandonando la primera fila de la política se iba al traste. A sus casi 61 años, Francisco Frutos, secretario general del PCE, se tiene que enfrentar, por necesidades de un guión marcado por la salud de Julio Anguita, a un reto del que es casi imposible salir bien parado: encabezar la candidatura de Izquierda Unida (IU) en unas elecciones donde se le augura la pérdida de la mitad de sus votantes con respecto a 1996. Quiere dejar muy claro desde el principio que es un candidato de emergencia, y que, por tanto, no cambiará las líneas políticas que ha seguido Julio Anguita, aun convaleciente. Pero el distanciamiento habido entre ambos en los últimos meses y la diferencia de talante se deja notar desde el principio, especialmente en lo que se refiere a los pactos con el PSOE.Pregunta. Usted ha hablado varias veces de que la politica de Izquierda Unida respecto a los pactos electorales ha sido errática. ¿La va a cambiar?

Respuesta. Ya la estábamos cambiando, matizando. Era errática porque daba la impresión de que cada vez que Izquierda Unida debatía pactos del tipo que fuera hablaba sobre el PSOE, en vez de discutir lo que nos interesa hacer en cada momento. Tenemos que intentar aplicar las políticas que interesan a los sectores a los que representamos. Después del 13-J [las elecciones municipales de este año, tras las que Izquierda Unida y PSOE alcanzaron un pacto para gobernar centenares de municipios] lo hicimos así. Pero tampoco es nada nuevo. Ya le hemos dicho varias veces al PSOE que si quieren gobernar desde la izquierda, aquí estamos nosotros.

P. Según Francisco Frutos, en este momento, ¿a Izquierda Unida le interesaría políticamente pactar con el PSOE?

R. Eso depende de la política que quiera hacer. Podemos estar de acuerdo en una declaración política de fondo sobre los acuerdos para gobernar juntos. Pero hay que concretar. Temas como el empleo precario, el fortalecimiento de los sindicatos, un salario mínimo interprofesional que sea el salario medio del país. Que las pensiones contributivas estén por encima de él. En el tema de las privatizaciones, el PSOE dice que se han beneficiado de ellas los amigos de Aznar. Podemos estar de acuerdo, pero entonces hay que revisar todo el proceso de privatizaciones, que nosotros no compartimos. Nosotros defendemos el sector público. En estas cosas nos van a encontrar, nosotros estamos ahí a tope. La pregunta a la que tiene que responder el PSOE es ¿de poder elegir, gobernaría con Convergéncia i Unió o con Izquierda Unida? A partir de ahí podemos hablar.

P. Pero hay signos de acercamiento. ¿Es ahora más fácil que hace unos días?

R. Hay mayor talante. Más cortesía en las palabras. El PSOE está en la oposición. Y quiere dar mensajes de izquierdas para captar esa parte del electorado. Y por eso ahora propone cosas que nosotros hemos dicho siempre. Nos alegramos. Pero para trabajar seriamente, para llegar a un acuerdo, hace falta un compromiso con los votantes del PSOE y de Izquierda Unida, firmado por nosotros y por ellos. Hay que decirle a la gente que nos va a votar: nos comprometemos a hacer esto cuando llegue el momento de gobernar.

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P. Algo parecido a lo que ocurrió en Francia.

R. Sí, eso fue preelectoral, pero puede ser también poselectoral.

P. ¿Puede haber acuerdo con el PSOE antes de las elecciones.?

R. Si las declaraciones que se hacen desde la tribuna vienen acompañadas de una propuesta concreta, claro que sí. Pero yo no soy nadie para decidir por Izquierda Unida. Por eso necesitamos algo concreto para presentárselo a nuestra gente y que ellos decidan. Esto es la democracia.

P. Antes del 13-J no había ningún papel firmado pero sí una serie de reuniones y la sensación de que Izquierda Unida y PSOE iban a acabar pactando. ¿Se puede crear ahora?

R. Sí, claro. Crear y consolidar. Estamos coincidiendo en la mayoría de las votaciones en el Congreso. Haría falta además una declaración donde se pongan todos los temas en los que coincidimos. Pero tiene que haber una acuerdo con una firma. Para poder decir a la gente que lo que pone ahí va a misa. Nosotros lo vamos a trabajar desde ya, pero también se puede hacer después de las elecciones. Siempre que ellos quieran gobernar desde la izquierda, que es lo que está por ver. Hay muchos temas de acuerdo. El PSOE está criticando mucho la temporalidad en el empleo, por ejemplo. En todo caso, lo que no se puede hacer es eso de la casa común de la izquierda, porque Izquierda Unida desaparecería. Almunia habla de causa común, que es otra cosa distinta, pero hay que ver cuál es. Pero desde luego tienen que abandonar ese discurso de [Felipe] González de que nosotros estamos en otra galaxia. Si nos respetamos, y no vamos unos a pillar los votos de los otros, es posible el acuerdo. Y donde no coincidamos, pues se lo hacemos ver a la gente y ya está.

P. ¿Se equivocó IU en 1995 al no pactar con el PSOE?

R. Hubo gente que entendió que Izquierda Unida era buena para la crítica pero no para el Gobierno, porque no fuimos capaces de pactar. Pero aquél era un momento bastante difícil. El PSOE estaba haciendo unas políticas económicas contrarias a los intereses de los trabajadores. Y luego estaban los escándalos de corrupción y demás. Y nos quedamos sin gobernar en lugares emblemáticos como Córdoba o Málaga. Mucha gente no lo entendió.

P. Y cundió la idea de la pinza.

R. No quiero ni hablar de eso porque nos ha hecho mucho daño. Nunca la ha habido y nunca la habrá. Basta ver las votaciones en el Congreso y junto a quién votamos habitualmente.P. ¿Por qué ha perdido IU la mitad de sus votantes?

R. Hay varias cosas. Primero, porque las políticas neoliberales han triunfado en Europa. Luego están nuestros errores, nuestra incapacidad de gobernar. También pagamos la crisis que acabó con la escisión de Nueva Izquierda. Pero hay una nueva realidad. Ahí están los pactos tras el 13-J.

P. Usted dice a veces que Izquierda Unida está alejada de la sociedad.

R. Es cierto. Hemos notado eso. Ha habido una incapacidad de que la política de Izquierda Unida tuviera un reflejo en el día a día de los sectores de la sociedad que nos pueden votar. Queremos resolverlo y estamos en ello.

P. Usted siempre se ha opuesto a Lizarra. Y ahora Ezker Batua se niega a salirse.

R. Yo fui partidario de entrar, pero cuando vimos la derrota electoral de EB y que continuaba la violencia callejera, maticé mi postura. Pero las diferencias con la dirección de Ezker Batua son muy de matices. Lo vamos a solucionar en las próximas semanas sin problemas, sin decisiones traumáticas. De todas formas, la realidad de Euskadi no es la misma vista desde allí. Hay que ver la presión que sufre allí nuestra gente en el día a día.

P. Si se produce el mismo resultado que en las pasadas europeas, un 5,7%, con la perdida de la mitad de sus votos, ¿Desaparecería Izquierda Unida?

R. No tiene por qué pasar, pero, en todo caso, seguiríamos trabajando para representar a ese porcentaje, que es importante. Los electores decidirán.

P. ¿Por qué se le ha elegido a usted para sustituir a Anguita, habiendo otros candidatos?

R. Porque era la solución más rápida y menos conflictiva. Y para dejar claro que no se está eligiendo a un coordinador general, sólo a un candidato. A partir de ahora debe haber un trabajo colectivo. En todo caso, si se hubiera elegido a otra persona, hubiera tenido mi apoyo y me hubiera supuesto un descanso moral y físico desde el punto de vista personal.

P. ¿No le apetece entonces presentarse?

R. Una vez que lo he aceptado, eso sobra.

P. ¿Puede ser beneficiosa su candidatura?

R. No lo sé. Hasta hace cinco días, Julio Anguita era una especie de hombre de la caverna que iba a destruir Izquierda Unida. Y ahora, los mismos que decían esto aseguran que sólo Anguita podía dar garantías electorales a Izquierda Unida. Yo tengo la esperanza de que Anguita siga siendo diputado, y yo creo que con su presencia podemos entre todos parar los malos golpes que hemos tenido este año 99 y hacer que Izquierda Unida pueda avanzar como proyecto necesario para sectores importantes de la sociedad.

P. Hay mucha gente que dice que usted representa el pasado en Izquierda Unida.

R. Los que dicen eso, no sé con qué intereses, están haciendo campaña para una derrota de Izquierda Unida. Porque están creando una opinión muy mala para la gente que no está muy informada. Yo estoy muy sorprendido porque hay personas que nunca han hablado conmigo que pontifican ex catedra sobre lo que soy, mi carácter, mi sectarismo, mi estalinismo. Es sorprendente la capacidad que tienen de destruir o marginar a una persona.

P. Pero, ¿no es lógico que se diga que usted no representa la renovación en Izquierda Unida?

R. Eso lo decide cada colectivo. Lo mínimo que se puede hacer es dar un cierto tiempo para que se vea qué es lo que propongo y qué es lo que soy. Pero no van a erosionar mi moral ni mis convicciones.

P. ¿Cómo se definiría usted políticamente?

R. Soy comunista. Con experiencia en el movimiento obrero. He tenido una experiencia parlamentaria que no me ha entusiasmado. Soy muy democrático. No veo la posibilidad de realizar el socialismo sin la democracia. Y creo en la acción política, porque los mercados están gobernando el mundo sin pasar por las urnas.

P. ¿Por qué tiene usted esa fama de gris?

R. Porque nunca he dado codazos para estar en ninguna foto. Y en todo caso, seguramente me ocurre como a la mayoría de los tímidos, que no me gusta estar en primera fila. Pero hay momentos en los que tienes que estar. Como ahora.

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