El Sevilla y la Real buscan refuerzos en el mercado de invierno que se abre hoy

Mientras en Italia se extiende la fiebre de los fichajes con la apertura del mercado de invierno, en el fútbol español, cuyo plazo se abre hoy y se prolonga hasta el 15 de enero, se observan pocos movimientos. Los clubes optan por la austeridad. La mayoría cree que los fichajes de diciembre no resuelven nada. Tan sólo dos, los más acuciados, Sevilla y Real Sociedad, buscan refuerzos con urgencia. Luis Fernández, técnico del Athletic, ha sido tajante: "No se vende nada y no se compra nada". En el otro extremo, el Sevilla, que busca en los refuerzos una tabla de salvación.

La experiencia ...

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Mientras en Italia se extiende la fiebre de los fichajes con la apertura del mercado de invierno, en el fútbol español, cuyo plazo se abre hoy y se prolonga hasta el 15 de enero, se observan pocos movimientos. Los clubes optan por la austeridad. La mayoría cree que los fichajes de diciembre no resuelven nada. Tan sólo dos, los más acuciados, Sevilla y Real Sociedad, buscan refuerzos con urgencia. Luis Fernández, técnico del Athletic, ha sido tajante: "No se vende nada y no se compra nada". En el otro extremo, el Sevilla, que busca en los refuerzos una tabla de salvación.

La experiencia de los últimos años ha servido de escarmiento a la mayoría de los clubes españoles, que no quieren saber nada de refuerzos. En Italia, en cambio, sigue la fiebre del oro: el Milan ha fichado a Taribo West, dado de baja en el Inter, y quiere incorporar al valencianista cedido al Lecce Lucarelli; el Lazio pretende a Pablo Aimar; el Inter ya ha contratado a Córdoba; y el Bari al chileno De Gregorio.En el Barça, el Madrid, el Deportivo y el Celta, por ejemplo, calma chicha. El Sevilla, en cambio, quiere ficharlo todo. Su entrenador, Marcos Alonso, ya ha advertido de que es el único modo de sobrevivir en Primera. Eso sí, el club andaluz bucea en la búsqueda de jugadores poco conocidos (el griego Kasapis y los argentinos Cascini, Pusineri y Rubén Astrada), al tiempo que intenta desprenderse de Fredi, Juric, Alfredo y Bakero, que no han disputado más de cinco partidos y que, por lo tanto, pueden jugar lo que resta de Liga en cualquier otro equipo. En este capítulo de los susceptibles de ser traspasados, hay nombres ilustres: Lítmanen y Xavi en el Barça, Roberto Ríos y Lasa en el Athletic, Cuéllar y Solozábal en el Betis, Fuentes en la Real, y, en el Valencia, Vlaovic y Camarasa, que acabará jugando curiosamente en el filial valencianista.

El poder gallego no mueve ni un músculo para no romper el encantamiento. No fichan nada, aunque cuenten con jugadores apetecibles que apenas cuentan: Coira, en el Celta; Kouba, Bassir, Iván Pérez, en el Deportivo.

El Betis dará dos altas para su defensa (Vidakovic, después de dos años de lesión, y el ex atlético Andrei Frascarelli), y pretende al delantero argentino del Udinese Roberto Pampa Sosa, mientras podría desprenderse de Cañas, Cuéllar, Ureña, Solozábal, Valerio y Márquez. La Real de Clemente también busca refuerzos navideños. Quería un central y fichó a Corino, del Espanyol. Ahora persigue un delantero que tape el fracaso del colombiano Bonilla. El Espanyol se ha deshecho de un defensa -Corino- y ha contratado a un delantero, el goleador del Logroñés Manel.

El Madrid está paralizado por la crisis y si acaso se alegraría de que volviera a casa el portero del Betis Valerio, que no cuenta para Griguol, quien a su vez desearía una opción de compra sobre el madridista Bizarri para la temporada que viene. Ettoo y Ognjenovic están abiertos a cualquier cambio. En cuanto al Barça, ni altas ni bajas, aunque hay un puñado de jugadores de prestigio que no han superado los cinco partidos: Xavi, Gabri, Nano, Pujol, Mario, Reina y Lítmanen.

Mientras, el Rayo se refugia en el exotismo de sus fichajes publicitarios. El delantero japonés Shoji Jo y el croata Jurcic cubrirán las bajas de Poschner (lesionado) y Quinzihno (descartado por Juande Ramos), con permiso de la FIFA, que le prohíbe al club madrileño cualquier fichaje hasta que resuelva la deuda de 223 millones que le reclama el Instituto de Córdoba por Klimowicz. El Rayo ha solicitado un arbitraje de la justicia suiza.

Pese a que Jesús Gil prometió grandes dispendios en diciembre (un central, un centrocampista y un extremo), no habrá tal. Se conforma con inscribir en la Liga al central procedente del Betis Ayala, así como al mediocampista Niegus, que cubren las bajas de Juninho y Venturín. Roberto Fresnedoso está en el mercado.

El Valencia ha optado para diciembre por el trueque con el Villarreal: le ha cedido al rumano Serban en contra de su voluntad (puesto que él asegura que tenía ofertas de Rumania), y ha contratado al lateral derecho Gerardo García. Vlaovic, que no entra en los planes de Cúper, es pretendido por el Oviedo.

El Numancia le dará la baja a Pepín (cedido al Badajoz), e intentará la cesión del defensa Soria. El Zaragoza trata de desprenderse del argentino Negro Martínez, mientras el Alavés prueba al joven media punta croata Susa. El Valladolid pretende traspasar a Isailovic y el Racing, al delantero colombiano Preciado.

Italia reclama a Engonga

Mientras que no hay quien le eche el lazo al jugador de moda, el andaluz Diego Tristán (sus 4.000 millones de cláusula son suficientemente disuasorios), a dos de los centrocampistas del Mallorca les han salido pretendientes. A Lauren lo sigue de cerca el Roma y si el club romano llega a pagar su cláusula de rescisión (2.000 millones), el Levante, club de donde lo fichó el Mallorca, se embolsaría 400 millones (un 20%). Pero quien más opciones tiene de abandonar la isla es Vicente Engonga, quien aseguró ayer que tenía una oferta de un club italiano y mostró su disposición a aprovechar su oportunidad. A sus 34 años, Engonga le pidió ayer al Mallorca que negocie su traspaso, pero el club balear no admite rebajas a la cláusula de rescisión: 1.000 millones. Menos ofertas han llegado a Mallorca sobre Paco Sanz, el hijo del presidente del Real Madrid, que ayer fue convocado por Fernando Vázquez para disputar hoy el choque de Copa ante el Ourense. Y su sorpresa fue tal que tuvo que marcharse corriendo a casa a por el traje del equipo porque no se lo esperaba.

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