Raúl-Rivaldo, el otro partido

Raúl va por delante de Rivaldo, al fin y a cabo es el aspirante, el desafiante, el futbolista que quiere darle grandeza a su selección, y de ahí su declaración de intenciones: "No me ha pasado por la cabeza perder, salir a jugarle con miedo a Brasil es concederle dos goles de ventaja". La selección española necesita de Raúl, un jugador que ya ha triunfado a título individual y de club. Ha inventado la palanca, un remate que vence a todos los porteros, altos y bajos, con una naturalidad que hace que sus goles sean tan bellos como serenos.Rivaldo no dice ni mu, o muy poca cosa: "No tengo un favo...

Raúl va por delante de Rivaldo, al fin y a cabo es el aspirante, el desafiante, el futbolista que quiere darle grandeza a su selección, y de ahí su declaración de intenciones: "No me ha pasado por la cabeza perder, salir a jugarle con miedo a Brasil es concederle dos goles de ventaja". La selección española necesita de Raúl, un jugador que ya ha triunfado a título individual y de club. Ha inventado la palanca, un remate que vence a todos los porteros, altos y bajos, con una naturalidad que hace que sus goles sean tan bellos como serenos.Rivaldo no dice ni mu, o muy poca cosa: "No tengo un favorito para el partido, porque los españoles se han podido preparar mejor que nosotros". Fuera del campo tiene un aire de jugador famélico, nada que ver con su expresividad en la cancha. No ha ganado la Copa de Europa ni por tanto la Intercontinental y tampoco ha sido campeón del mundo, pero viste el 10 de Brasil, una zamarra que sólo luce el número uno. Le gusta tener campo abierto y le pega de miedo con la zurda. Alterna los latigazos con alguna que otra rabona para reivindicar su origen.

Raúl es más delantero que Rivaldo, aunque Rivaldo sea hoy más goleador que Raúl. El brasileño lleva siete tantos en la Liga y cinco en la Liga de Campeones por seis y dos del español, quien, en contrapartida supera a su rival en la selección (15 frente a 10). Uno y otro actuarán hoy en sus puestos naturales. Rivaldo juega a su aire en Brasil, en la linea de tres cuartos, como volante ofensivo, lejos de la cal del Camp Nou, donde le tortura Van Gaal, y Raúl maniobrará a rebufo de Morientes, ofreciéndose a Guardiola para recibir y tocar de primera para los volantes.

La ausencia de Ronaldo le dará aún más protagonismo a Rivaldo. Raúl no necesita de nadie para ser evaluado. Pese a su empeño en relativizar su aportación al equipo -"es diícil que un jugador pueda ganar un partido por sí solo, y más en la selección"-, el madridista disfruta con partidos como el de hoy. "Cuanta más presión, cuanta más responsabilidad, mucho mejor para mí, porque entonces es cuando saco mi mejor fútbol", argumenta. "Soy un ganador nato". Puesto que como todos, de pequeño siempre soñó con enfrentarse a Brasil, Raúl le tiene "muchas ganas" al partido de esta noche, tanto por un reto personal como de equipo: "España juega de la misma forma contra Chipre que ante Brasil, porque es una forma de hacernos respetar".

La selección se presenta para ambos como una terapia, dada la inquietud que rodea al Barça y, sobre todo, al Madrid. Rivaldo repitió que tiene contrato hasta el 2003 y que si no se lo mejoran, pues lo cumplirá. A falta de recompensa por parte del club, el brasileño aspira a ganar por el bien de su equipo y selección y también por el suyo propio. Le encantaría ser distinguido a fin de año con el Balón de Oro. Raúl no parece estar tan bien posicionado como el brasileño para alcanzar el máximo galardón europeo a título individual, pero se siente igual de desequilibrante para su selección.

Uno y otro reflejan con exactitud los estados de ánimo de sus respectivos equipos y polarizan un choque con muy buena pinta. Raúl ya le tiene la zamarra reservada a Roberto Carlos. Rivaldo, mientras, piensa más en que escribirá en la suya, si procede. Lleva días muy tristón, apagado, como si estuviera esperando que pasara algo.