El Sevilla se abona al empate en un trabado partido ante el Athletic

A este Sevilla de Primera se le ha olvidado lo que es ganar. Y si no, al menos la fórmula que da el triunfo. Parece resignado a asumir por bueno el empate sea cual sea el rival, juegue donde juegue y, puntito a puntito, esperar, aunque sea de colista, a que lleguen tiempos mejores. Ayer sumó su sexta igualada en once jornadas, abultada cifra que comparte únicamente con el Real Madrid para un equipo que parece abocado a ser perenne sufridor en el campeonato.Bien es verdad que ante el rival de ayer, consistente y batallador, no cabían muchos lucimientos, pero es que ni siquiera hubo atisbos de e...

A este Sevilla de Primera se le ha olvidado lo que es ganar. Y si no, al menos la fórmula que da el triunfo. Parece resignado a asumir por bueno el empate sea cual sea el rival, juegue donde juegue y, puntito a puntito, esperar, aunque sea de colista, a que lleguen tiempos mejores. Ayer sumó su sexta igualada en once jornadas, abultada cifra que comparte únicamente con el Real Madrid para un equipo que parece abocado a ser perenne sufridor en el campeonato.Bien es verdad que ante el rival de ayer, consistente y batallador, no cabían muchos lucimientos, pero es que ni siquiera hubo atisbos de ello. El Athletic hizo el juego que traía preparado, bien distinto del que despliega en San Mamés, con un equipo en exceso conservador y muy, pero que muy especulativo. Tan trabado fue el partido como igualitario. Ambos equipos se repartieron las ocasiones y el mando, alternándose en cada periodo. El Sevilla sigue dependiendo de Tsartas, y el griego ayer no estaba por la labor. La entrada de Urzaiz en la segunda parte engrandeció al Athletic, que si bien atormentó a Valencia al inicio del encuentro a través de Ezquerro y Etxeberria, ahora ganó en peligro real. Pero también hizo desperezarse al Sevilla. Tsartas dio unos breves apuntes de su fútbol y el uruguayo Zalayeta trató de sacar nota ante Imanol, pero de forma infructuosa. El empate fue el justo reflejo de un partido aburrido y trabado hasta límites extremos.