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Goles para celebrar la clasificación

El Fiorentina y el Barcelona empatan en un partido con muchas alternativas

Dos goles de Rivaldo y uno de Figo... Y Arnau, batido tres veces. El Barça confirmó ayer en Florencia lo que insinúa desde hace días con insistencia: que es una máquina delante y un colador por atrás. Parece empeñado en invertir la lógica: como si tres goles lejos de casa fueran poca cosa. Los azulgrana empezaron maltratando al Fiorentina y acabaron encajando dos goles en quince minutos y agarrándose al empate final logrado por el brasileño. Todo recordó en algo al fiasco de la defensa del día del Numancia o el del sábado ante el Depor. Con la clasificación para la Liga de Campeones ya decidid...

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Dos goles de Rivaldo y uno de Figo... Y Arnau, batido tres veces. El Barça confirmó ayer en Florencia lo que insinúa desde hace días con insistencia: que es una máquina delante y un colador por atrás. Parece empeñado en invertir la lógica: como si tres goles lejos de casa fueran poca cosa. Los azulgrana empezaron maltratando al Fiorentina y acabaron encajando dos goles en quince minutos y agarrándose al empate final logrado por el brasileño. Todo recordó en algo al fiasco de la defensa del día del Numancia o el del sábado ante el Depor. Con la clasificación para la Liga de Campeones ya decidida para todos, el partido nacía sin tensión y se transformó para el Barça en una cuestión de honor. Siempre le quedará a Van Gaal la posibilidad de decir que Luis Enrique pudo meter el cuarto. O el quinto. Pero a Trapattoni, le quedará otro argumento: que ayer jugó sin lo mejor. Faltaron Batistuta, Mijatovic, Repka, Cois y Amoroso, todos ellos titulares en el Camp Nou.Humillado en Barcelona, el Fiorentina se había conjurado para tomar la revancha y estuvo a un paso, más por el demérito ajeno, de consumarla. No lo tuvo fácil porque la noche pareció al principio una reedición de la que vivió hace un mes. La continuación de la misma historia. El Barça, con todas sus vacas sagradas sobre el césped desplegó un dominio abrumador, casi insultante sobre el equipo violeta, que no encontró más solución que amontonar sus dos líneas atrás y guarecer a Toldo. El Barça ya había reflejado en el Camp Nou una distancia sideral con los de Trapattoni que, sobre todo sin Batistuta, parecían un grupo con mucho plomo. El balón estaba pintado de un único color y la grada, tan ruidosa siempre en Florencia, se conformaba vitoreando cualquier despeje. Pero al Barça le falló la pegada y, en la única aproximación del Fiorentina, se encontró con un gol soberbio. Bressan, un reserva, pilló un balón suelto, hizo una tijera espectacular y lo clavó justo en la escuadra.

FIORENTINA 3

BARCELONA 3Fiorentina: Toldo; Heinrich, Pierini, Firicano, Adani; Bressan, Rossitto (Amor, m.92), Rui Costa, Di Livio; Balbo y Chiesa (Okon, m. 34). Barcelona: Arnau; Ronald de Boer (Puyol, m.45), Déhu, Bogarde, Zenden; Luis Enrique, Guardiola (Xavi, m.45), Cocu; Figo, Kluivert y Rivaldo. Goles: 1-0. M.14. Bressan remata de tijeras, con la derecha, recogiendo un rechace fuera del área, y el balón entra por la escuadra derecha del marco de Arnau. 1-1. M. 20. Figo recibe la pelota fuera del área, regatea con la derecha a Pierini hasta darle la espalda y cruza con la izquierda. 1-2. M. 42. Falta frente a Toldo, Figo toca para Rivaldo y el brasileño remata duro y raso junto al poste izquierdo del meta. 2-2. M.55. Balbo recoge un balón en las cercanías del área, realiza una pared con Bressan que, de tacón, le deja solo ante el portero y marca. 3-2. M.69. Balbo recibe un balón procedente de una falta, hace un quiebro a Dehú y desborda a Arnau con un disparo raso. 3-3. M.73. Luis Enrique hace una asistencia a Kluivert que, ya en el área, espera el desmarque de Rivaldo antes de centrar hacia el brasileño, que para el balón con el pecho y marca con la izquierda. Árbitro: Hugh Dallas, escocés. Mostró la tarjeta amarilla a Adani. Unos 40.000 espectadores en el Artemio Franchi de Florencia. Noche calurosa. Último partido del Grupo B de la primera fase de la Liga de Campeones.

La alegría, sin embargo, duró bien poco. Apenas cuatro minutos. Los justos para que Guardiola tocara para Ronald de Boer y Figo se rifara a media defensa, se colara en la misma área y de un chut raso metiera el primero. El portugués, como en el partido de ida, empezaba a torturar al Fiorentina. Y Europa empezaba a dejar entonces las primeras conclusiones al Barça: la alineación nunca se toca de cintura para arriba pero es muy vulnerable detrás. Las rotaciones, los grandes y pequeños días, siempre se quedan ahí. Toda la fiabilidad de la delantera queda rota con estrépito por la zaga. Bogarde, fiel a sí mismo, se jugó la tarjeta con una falta sobre Chiesa y Ronald de Boer volvió a demostrar, con todas sus fuerzas, perdiendo un par de balones de oro, que no es lo suyo jugar de lateral derecho. Mientras los litigios se sucedían atrás, Rivaldo se arremangó y aprovechó una falta directa sobre -otra vez- Figo para meter el segundo. Kluivert pudo sentenciar la noche, casi ya en el descanso, pero volvió a tener el olfato torcido y, solo ante Toldo, falló.

Van Gaal imaginó que tenía el partido ganado y sentó a Guardiola por Xavi e hizo otro cambio. Este sí de cajón: Ronald de Boer dejó su puesto a Puyol, un lateral nato. Trapattoni, además, parecía ya entregado: empezó jugando con Chiesa y Balbo, ambos suplentes en el Camp Nou, y sentó al primero por Okon, un volante. Con Rui Costa como media punta, toda la artillería la dejaba para Balbo y Bressan. Y no le defraudaron. Un cuarto de hora y cambiaron el marcador. Déhu falló primero en el marcaje a Bressan y éste le dio una asistencia a Balbo que batió a Arnau. El Barça, que pierde ritmo y lucidez sin su capitán, se volcó arriba sin control y acabó desquiciado a merced de su espalda. Y así llegó el tercero para mayor escarnio de Déhu, que ya se había confesado culpable de la derrota de Riazor. Balbo entró en el área, superó al francés y marcó.

El Fiorentina, cargado de suplentes, estaba a punto de devolverle la goleada al Barça. Y todo quedaba entonces al albur de un gesto de talento o de rabia de quienes siempre aguantan el peso de los azulgrana. Eso se vio en Figo y en Rivaldo. Y en Kluivert que está reñido con el gol pero no en su gestación. El holandés se mareó dentro del área aunque acabó dando el tercero y el empate a Rivaldo. Luis Enrique, ya muy al final, falló dos goles cantados. El Fiorentina no dio más de sí y el Barcelona acabó abrazado a Amor, que apenas dispuso de unos segundos para tocar un balón.

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