Crítica:

El perro del hortelano

22.50 / Comedia / La 2España, 1995 (104 minutos). Directora: Pilar Miró. Intérpretes: Emma Suárez, Carmelo Gómez, Ana Duato, Miguel Rellán, Ángel de Andrés, Juan Gea, Maite Glasco, Rafael Alonso.De repente, Lope de Vega se descubre como un excelente guionista. Se tenían noticias (una reciente avalancha en cartelera sirve una buena muestra) de que un tal Shakespeare disponía de cierta mano para trenzar pasiones, ambiciones y otros fluidos demasiado humanos; sin embargo, de Lope, en lo que al cine respecta, sólo se contaba con una evidencia: de lo gruesas que podían ser las capas d...

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22.50 / Comedia / La 2España, 1995 (104 minutos). Directora: Pilar Miró. Intérpretes: Emma Suárez, Carmelo Gómez, Ana Duato, Miguel Rellán, Ángel de Andrés, Juan Gea, Maite Glasco, Rafael Alonso.De repente, Lope de Vega se descubre como un excelente guionista. Se tenían noticias (una reciente avalancha en cartelera sirve una buena muestra) de que un tal Shakespeare disponía de cierta mano para trenzar pasiones, ambiciones y otros fluidos demasiado humanos; sin embargo, de Lope, en lo que al cine respecta, sólo se contaba con una evidencia: de lo gruesas que podían ser las capas de polvo. Así las cosas, y tras rodar en 1992 El pájaro de la felicidad, Pilar Miró se atrevió tres años más tarde a invocar a la obviedad. Una obviedad que consistía en acompañar con gesto fluido a un verbo brillante. Sobre el papel... blanco y en botella. En la realidad, algo más que arriesgado. Las dificultades ajenas de asimilar lo evidente hicieron que el rodaje se interrumpiese sine die. Cuando por fin se completó, las aguas volvieron a su cauce, y lo que no quedaba más remedio que fuera, finalmente fue. El resultado es un aquilatado ejercicio de buen gusto donde todos los actores (incluida una Emma Suárez que se confesaba nueva en estos embarques) acompañan con comedimiento y gracia la dicción de un verso adaptado por Pérez Sierra. Siete goyas, un más que notable éxito de público y el hecho de que Lope de Vega merece más oportunidades, quedan como exultantes testigos de que el camino más corto entre dos puntos se puede recorrer a pie forzado.

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