El niño que daba volatines en el mercado

Gervasio tenía cinco años y era un trasto. Su padre, José Luis, se preguntaba de dónde sacaba tanta energía. El crío parecía hecho de goma. Tenía una elasticidad fuera de lo habitual. Una mañana se escapó unos minutos de la vigilancia de sus padres y se puso a dar volteretas en un mercado de Barcelona. La casualidad quiso que por allí pasara en esos momentos la madre de una gimnasta de rítmica, que sin vacilar aconsejó a sus progenitores que llevaran al crío a una prueba. Pocos días después, un profesor del club Fuxarda, el rumano Marasescu, se sorprendía de la agilidad del crío y le incluía e...

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Gervasio tenía cinco años y era un trasto. Su padre, José Luis, se preguntaba de dónde sacaba tanta energía. El crío parecía hecho de goma. Tenía una elasticidad fuera de lo habitual. Una mañana se escapó unos minutos de la vigilancia de sus padres y se puso a dar volteretas en un mercado de Barcelona. La casualidad quiso que por allí pasara en esos momentos la madre de una gimnasta de rítmica, que sin vacilar aconsejó a sus progenitores que llevaran al crío a una prueba. Pocos días después, un profesor del club Fuxarda, el rumano Marasescu, se sorprendía de la agilidad del crío y le incluía en su grupo de deportistas. Con el paso de los años, Gervi se ha convertido en un joven extremadamente fuerte, en un deportista sumamente disciplinado que cada día lucha por ser mejor en lo suyo. Esa sana ambición es el secreto de su éxito, así lo cree su padre que ayer robó unos minutos a su trabajo en el taller para ver por televisión la actuación de su hijo en China. José Luis se emocionó cuando Gervi le saludaba: "Hola familia", dijo Gervi a la cámara mientras esperaba la puntuación de los jueces a la vez que con los dedos índice y pulgar configuraba una l. "Es una señal que tenemos en la familia, la l de latinos".

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La familia Deferr no olvida su pasado marcado por el exilio de los padres tras el golpe militar en Argentina. "Antes de que se fuera a China le dije a mi hijo que no olvidara ser humilde, solidario y honesto. Los deportistas, sobre todo los gimnastas, suelen ser unos tipos algo peculiares con un carácter muy especial. Afortunadamente, Gervi es un chaval muy abierto, simpático, que tiene mucho éxito con las chicas y un bailón. Pero qué voy a decir yo de él".

La medalla de plata que desde ayer cuelga del cuello de Gervi ha sorprendido las previsiones más optimistas. Hasta los responsables del plan ADO, que presumen de tener censados a todos los deportistas con futuro, habían relegado al gimnasta a una beca de 800.000 pesetas anuales -la más baja del escalafón- que apenas cubre sus gastos.

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