Ni cambio electrónico ni agua
Adrenalínico, casi taquicárdico, con el corazón bombeando sangre a 104 pulsaciones por minuto, Melcior Mauri esperó en la rampa de salida la orden de los comisarios. Un poco más y la gran esperanza española de medalla no llega ni a salir. Seis minutos antes de las 15.36, la hora que tenía marcada para comenzar su carrera, Mauri se lleva el primer sobresalto: el cambio electrónico que le permite hacer saltar la cadena de piñón en piñón y de plato en plato con el simple gesto de apretar un botón deja de funcionar. La cadena se atranca y se niega a moverse. Grave inconveniente: tiene que dejar ap...
Adrenalínico, casi taquicárdico, con el corazón bombeando sangre a 104 pulsaciones por minuto, Melcior Mauri esperó en la rampa de salida la orden de los comisarios. Un poco más y la gran esperanza española de medalla no llega ni a salir. Seis minutos antes de las 15.36, la hora que tenía marcada para comenzar su carrera, Mauri se lleva el primer sobresalto: el cambio electrónico que le permite hacer saltar la cadena de piñón en piñón y de plato en plato con el simple gesto de apretar un botón deja de funcionar. La cadena se atranca y se niega a moverse. Grave inconveniente: tiene que dejar aparcada su montura de confianza, la bicicleta que le compró a Manolo Saiz cuando dejó el ONCE hace un año, la bicicleta que poco a poco ha ido mejorando sustituyendo piezas, la bicicleta que utilizó en las cuatro victorias contrarreloj de este año.Pero ahí no se acabaron sus problemas. Deprisa y corriendo va Mauri al puesto de los comisarios del metro en mano para que le midan las distancias; deprisa y corriendo le dicen que tiene el sillín demasiado adelantado (cinco centímetros por delante del eje del pedalier) y que así no puede salir; deprisa y corriendo a cambiar de tija.
Sobresaltos
Cuánto susto antes de la cita del año para Mauri, el subcampeón del 98. No es de extrañar, pues, que su corazón marche a 104 por minuto, en vez de las normales 80 o 90 pulsaciones que debería marcar un tipo como él, de los de 45 pulsaciones en reposo. Pero los sobresaltos y las carreras previas las utilizó Mauri, honrado, para justificar su quinto puesto final, él, que aspiraba al podio o algo más. "No, nada, ese trasiego no ha cambiado nada. Yo he corrido como esperaba", dijo el veterano corredor, de 33 años. "Mis sensaciones han sido buenas. Y si me preguntáis en qué parte del recorrido he fallado, no os puedo responder. Necesitaría tener todas las referencias para saber dónde he perdido tiempo". Vistas las referencias: Mauri no falló en ningún tramo; antes al contrario: marcó siempre el sexto mejor tiempo, y terminó quinto, superando en los últimos kilómetros al excesivo Gontchar, que pasó del cuarto al sexto. "Si me dicen antes de correr que voy a superar a Zülle y Gontchar y que me voy a quedar sin medalla, no me lo creo, pero nada, han entrado esos dos desconocidos ".Alex Zülle, el decepcionante suizo, también sufrió un problema técnico: perdió el botellín de agua en los botes y traqueteos del pavés urbano con que comenzaba la carrera y terminó seco. Inconvenientes del diseño: la aerodinámica bicicleta que utilizó, sin barra y curva (modelo prohibido a partir del 1 de enero del 2000), no permite llevar el botellín más que en un frágil soporte detrás del sillín. "Lo he pasado fatal sin beber", se quejó el suizo.