CICLISMO Vuelta a España

Tres jornadas pirenaicas para decidir el podio

Nadie oculta que serán los Pirineos los jueces de la Vuelta, donde la organización ha diseñado tres jornadas consecutivas con final en alto, una auténtica novedad en esta carrera, que supera en este sentido el hábito del Tour, que no suele programar más de dos jornadas de este calibre en su recorrido. El tormento montañoso comenzará el jueves en Huesca y terminará el sábado en Rassos de Peguera. En esos tres días, los corredores deberán hacer casi 500 kilómetros (497,4) y subir hasta 10 puertos, tres de ellos en final de etapa y de categoría especial.La primera jornada pirenaica llevará al pel...

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Nadie oculta que serán los Pirineos los jueces de la Vuelta, donde la organización ha diseñado tres jornadas consecutivas con final en alto, una auténtica novedad en esta carrera, que supera en este sentido el hábito del Tour, que no suele programar más de dos jornadas de este calibre en su recorrido. El tormento montañoso comenzará el jueves en Huesca y terminará el sábado en Rassos de Peguera. En esos tres días, los corredores deberán hacer casi 500 kilómetros (497,4) y subir hasta 10 puertos, tres de ellos en final de etapa y de categoría especial.La primera jornada pirenaica llevará al pelotón de Huesca al Pla de Beret (201 kilómetros), destino conocido en el Tour de Francia. El recorrido será accidentado hacia el final de la etapa, donde subirán un puerto de 3ª, otro de 2ª y finalmente el Pla de Beret, un puerto desacostumbradamente largo para lo que se estila en la Vuelta: 21,7 kilómetros, con porcentajes máximos del 8,4% en los últimos kilómetros.

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Sin embargo, es la etapa del viernes la que todo el mundo señala con el dedo, entre Sort y Andorra (147,4 kilómetos). Es una etapa corta, pero accidentada desde el principio hasta el final. Tanto, que no hay espacio para el llano: o se sube o se baja. No hay término medio. Tampoco en el grado de los puertos: tres de 1ª y uno especial. Y se sube desde la salida (puerto de Cantó, de 1ª), que da paso al Alto de la Rabassa (1ª), luego al Collet de Montaup (1ª), para terminar en la subida a Arcalis, de grato recuerdo para Ullrich en el Tour de 1997, donde sentenció la carrera, y no tan bueno para Olano, que perdió en esa misma etapa tres minutos y luego el liderato de la Volta a Catalunya un año después. Arcalís es igualmente un puerto más duro por su longitud (17,8 kilómetros) que por sus pendientes (máxima del 8,8% en algunos tramos).

El postre pirenaico se celebrará el sabado, entre Andorra y Rassos de Peguera (149 kilómetros). Recorrido poco accidentado (un puerto de 2ª seguido de una de 3ª) que conduce a la última montaña, Rassos de Peguera, igualmente larga (17 klómetros) y muy constante en sus porcentajes, se mantiene en el 8% en los últimos 13 kilómetros. Será el final del recorrido pirenaico, el lugar donde la Vuelta quedará prácticamente decidida.

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