Caminos divergentes

Pilar Rahola y Àngel Colom pusieron fin ayer a un viaje conjunto que ha durado varios años. Su futuro es ahora claramente divergente. Colom llegó a ERC desde el activismo de la Crida y lo hizo con un golpe de mano que le llevó a la secretaría general desde donde, apoyado en una fiel guardia pretoriana, dirigió la transformación de una Esquerra que estaba purgando el pecado de no haberse sabido diferenciar de Convergència. Si Colom se ganó el derecho a ser elegido en las calles, donde demostró imaginación y osadía, Rahola obtuvo los galones a través de una actividad radicalmente diferente: pro...

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Pilar Rahola y Àngel Colom pusieron fin ayer a un viaje conjunto que ha durado varios años. Su futuro es ahora claramente divergente. Colom llegó a ERC desde el activismo de la Crida y lo hizo con un golpe de mano que le llevó a la secretaría general desde donde, apoyado en una fiel guardia pretoriana, dirigió la transformación de una Esquerra que estaba purgando el pecado de no haberse sabido diferenciar de Convergència. Si Colom se ganó el derecho a ser elegido en las calles, donde demostró imaginación y osadía, Rahola obtuvo los galones a través de una actividad radicalmente diferente: procedía de la Fundación Acta, que agrupaba a una serie de universitarios proconvergentes. Pero, sobre todo, Rahola procedía de las tertulias radiofónicas, donde se mostró como una ágil y pasional polemista todoterreno. Los caminos no han hecho más que seguir la trayectoria inicial. Colom ha suavizado su radicalismo y se ha acercado a CDC; Rahola ha proseguido su alejamiento de Convergència, enfatizando la idea de progreso. El PI se definió, al crearse, como socialdemócrata. Tras su disolución, parece claro que ésa fue la aportación de Rahola.

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